Llegaron las tan ansiadas lluvias a la capital, al Guanajuato chulo tan golpeado por la pandemia y la sequía.

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0De repente… El petricor, que es el característico olor a tierra mojada.

Llegaron las tan ansiadas lluvias a la capital, al Guanajuato chulo tan golpeado por la pandemia y la sequía.

Comenzaron a caer las primeras gotas, que se sintieron como una bendición. El instinto de la vida… Sí, mire, en lo más recóndito del ADN se despertó ese conjunto de emociones, nostalgias, paz, alegría, disfrute, melancolía.

También se asomó con colores vivos en las plantas, cual si fueran narices levantadas tomando bocanadas de aire líquido.

La lluvia canta, canta al oído. Su música viaja directo al inconsciente, al cerebro primitivo que interpreta los compases y las notas, para que el alma baile, que bailar es soñar con los pies.

Esa explosión de emociones de repente nos pone lentos, poco alertas, estamos sumidos en una profunda reflexión melodiada por la lluvia y comienzan derrapones, choques por alcance, pavimento mojado donde por física el aceite desprendido por los vehículos queda por encima del agua, lo que ocasiona estos percances.

También cuando se camina llegan los tiempos de los zapatos mojados, de los resbalones, de la ropa mojada, de las cascadas en los callejones, pero luego viene el bañito reparador llegando a casa, al calor de hogar, un cafecito, un tecito y a disfrutar con la familia mientras allá afuera la canción de la lluvia continúa para acurrucar el sueño. Hay quien dice que no hay mayor felicidad que dormirse al ritmo de la música y viajar a los mundos oníricos con la melodía de fondo.

Un poco de problemas que sufrir porque las calles se inundan, pero eso no es bronca de la lluvia, el problema es la sociedad que ensucia a lo bestia y tapa los desagües. Pero es una inversión justa por el inmenso beneficio que traerán las lluvias este Guanajuato chulo.

 

Deneck Inzunza.

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