Vuelven el vandalismo a las escalinatas del Teatro Juárez, protestas por la muerte del magistrade, Osiel Baena, dejaron pintas en la cantera recién limpiada. Daño al Patrimonio resta importancia a los crímenes de odio.

De nuevo, una protesta, desfoga sus exigencias arruinando la visual del emblemático edificio.

Desde ayer, fueron instaladas las horribles vallas de acero, que impiden el paso y sobre todo, afean la vista, de uno de los edificios más extraordinarios del país, un inmueble protegido por el nombramiento de Patrimonio de la Humanidad, la herencia, lo que se deja a las futuras generaciones.

La causa, que hubo una protesta y cómo siempre que pasan frente al Teatro Juárez, creo que algo les llama a pintarrajear, sorprende la necesidad de destrucción de lo armónico, de lo que es para todos, para los que vienen.

Por convención mundial, se determinó que el centro de Guanajuato debe de ser cuidado y mantenido, cueste lo que cueste, mientras, un grupo de los que habitan o se concentraron en el lugar para protestar, decidió necesario dañar el Patrimonio, justificados en la rabia que sugiere terminar con el Patrimonio… dañarlo.

La presunción de que fue un crimen de odio, el que detonó esta protesta, pasa a segundo plano, pierde toda relevancia, aunque sea lo más importante, porque a alguien se le ocurrió escribir su rabia en la cantera. Esperemos lo tomen en cuenta para sucesivas protestas.