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Ángeles de Guanajuato

El valor de seguir por sus hijos: Mariana, madre soltera y sobreviviente de cáncer, lucha por su salud

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Guanajuato, Gto. 22 mayo 2025.- La vida de Mariana cambió por completo el día que los médicos le diagnosticaron un tumor cancerígeno en el antebrazo.

Es un golpe devastador para cualquier persona, pero aún más para una madre soltera de tres hijos, cuya única preocupación siempre ha sido que a sus pequeños no les falte nada. Sin embargo, hubo un momento en que era posible que perdiera el brazo y aquella preocupación, la de no poder proveer a sus hijos, pudiera volverse una realidad, pues tendría una limitación física.

No obstante, con fuerza, fe y el acompañamiento médico adecuado y de su familia, Mariana logró salvar su brazo.

Pero la batalla no ha terminado, pues aún faltan las quimioterapias. Su recuperación es continúa y, aunque cuenta con seguro médico que le ha permitido recibir tratamiento, enfrenta otra dura realidad: la ausencia de una pareja que la respalde emocional y económicamente. La responsabilidad total de ser madre, enferma y jefa de hogar recae duramente en ella.

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El padre de sus hijos simplemente no está. No llama, no pregunta, no aporta.

En su lugar, es la madre de Mariana quien ha asumido el cuidado del hogar: limpia, cocina y se encarga de los niños mientras su hija se somete a tratamientos y lucha por recuperarse.

Su padre, aunque no de sangre, muy trabajador incansable, mantiene a todos con el fruto de su esfuerzo, demostrando que muchas veces la familia se sostiene gracias a quienes deciden amar sin condiciones.

Esta historia no solo habla de Mariana, sino habla de miles de mujeres en nuestro país que enfrentan enfermedades graves sin una red efectiva de apoyo, donde los recursos no alcanzan, cargando con la maternidad en solitario y sin los recursos suficientes para salir adelante.

Mujeres que, como Mariana, no solo sobreviven al cáncer: sobreviven al abandono, a la precariedad y a un sistema que rara vez les ofrece descanso.

Mientras se recupera, Mariana necesita tiempo, apoyo emocional y comprensión, pero también necesita ayuda concreta: alimentos, útiles escolares, productos de higiene y todo lo que hace falta para criar a tres hijos en medio de una situación límite.

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Por eso acudimos hoy a la noble labor de Los Ángeles de Guanajuato, quienes están por todos lados y saben de amor al prójimo.

El caso de Mariana debe recordarnos que el cáncer no solo afecta al cuerpo: sacude a toda la estructura familiar. Y cuando esa estructura ya es frágil —como en muchos hogares sostenidos por madres solteras—, el riesgo de colapso es enorme.

Por eso, el compromiso de la sociedad no puede quedarse en el discurso: se necesita acción solidaria, comunitaria e institucional.

Mariana necesita seguir adelante. Quiere trabajar, ver crecer a sus hijos, recuperar su salud, y vivir en paz. Para lograrlo necesita que todos recordemos que detrás de cada diagnóstico, hay una historia. Y detrás de cada historia, una mujer que no se rinde.

Si desea colaborar con Mariana y su familia, puede comunicarse directamente en nuestras oficinas al 4731009912 o dejar cualquier tipo de ayuda en una de las diferentes sucursales de pastelerías la Delicia

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Ángeles de Guanajuato

Soledad y cirrosis: la historia de don José Luis, un hombre olvidado por su familia y por el sistema

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Guanajuato, Gto. 22 mayo 2025.- En una casa humilde construida con esfuerzo, cerca de la caseta de Cervera y marcada por el deterioro del tiempo y la indiferencia, vive Don José Luis, un hombre de edad avanzada que enfrenta en soledad los estragos de una enfermedad silenciosa: la cirrosis hepática.

Pero más allá de su condición médica, lo que verdaderamente duele es la otra enfermedad que lo consume a diario: el abandono, la depresión y la indiferencia de su familia.

Don José Luis alguna vez fue un hombre activo, trabajador, el sostén de su familia. Un albañil que hoy en día tiene poca movilidad y sin asistencia adecuada. Su situación refleja una realidad que pocos quieren ver: el drama de los adultos mayores abandonados, incluso cuando tienen un techo propio.

Porque su casa —aunque de su propiedad— no es garantía de dignidad ni de bienestar.

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Las cuentas le siguen llegando: agua, electricidad; además de otros gastos de necesidades básicas como jabón, alimentos y medicamentos, pero el dinero no…

Desde que la enfermedad lo dejó incapacitado para trabajar y su familia lo dio por olvidado, cada día se ha convertido en una lucha por sobrevivir.

No tiene ingresos fijos y las redes de apoyo que todo ser humano necesita en su momento más vulnerable, simplemente no están. Solo para él está una vecina que también tiene una familia por velar, seres queridos que dependen de ella.

La imagen de Don José Luis es desgarradora: vestido con ropa desgastada, su piel delata la falta de atención médica.

Vive entre paredes mientras sus sentimientos se desmoronan lentamente y su cuerpo hace lo mismo. Sin tratamiento adecuado ni cuidados paliativos.

Lo poco que tiene lo comparte con el silencio, ese que llena la casa cuando no llega nadie a preguntar cómo está.

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“Lo dejaron solo, como si ya no valiera” una vecina que, cuando puede, se acerca con un plato de sopa o una palabra de consuelo. Ella, como muchos en la comunidad, han visto cómo la vida de Don José Luis se ha ido apagando entre la falta de atención y la indiferencia.

Él tomó decisiones equivocadas como muchos de nosotros en la sociedad. Pero nadie merece el calvario de una enfermedad en soledad y con dificultad para moverse hasta a la tienda.

Este caso no es único, pero sí urgente. Y debería interpelarnos como sociedad. ¿Qué tipo de comunidad somos si permitimos que alguien enfermo, sin movilidad y sin familia presente, quede a su suerte? ¿Dónde están los programas de atención a adultos mayores, la asistencia social, los valores que nos enseñaron en casa?

La historia de Don José Luis es un grito silencioso que pide auxilio. Necesita alimentación regular, calzado, productos de higiene personal, atención médica y, sobre todo, una red humana que lo acompañe.

Necesita que lo vean, que lo escuchen, que lo cuiden. Los Ángeles de Guanajuato le entregaron hace ya tiempo una andadera por medio del sistema de noticias de TVGuanajuato, pero aun así necesita más ayuda: una oración, un pan, compañía, medicamento, atención médica o un plato de sopa calientita.

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Te pedimos por este medio, si eres parte de Los Ángeles de Guanajuato, que te comuniques con nosotros al 4731009912 en la oficina o dejes algo para Don José Luis, o si gustas apoyarlo directamente, puedes acudir a cualquier sucursal de las pastelerías la Delicia.

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