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Guanajuato Capital

JONATHAN NEFTALÍ “N” permanecerá en la cárcel por el delito de homicidio en Guanajuato capital

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La Fiscalía General del Estado de Guanajuato informó que Jonathan Neftalí “N” fue vinculado a proceso penal con la medida cautelar de prisión preventiva, tras ser acusado del delito de homicidio contra una mujer ocurrido en la capital del estado.

El crimen se registró el pasado 22 de diciembre de 2024 en la calle Laureles, en la comunidad de Ranchito de San José de Cervera.

Según las investigaciones, la víctima fue interceptada por un hombre, quien le quitó la vida en el lugar. Posteriormente, el agresor huyó a bordo de un taxi con rumbo al municipio de Silao.

Elementos de la Agencia de Investigación Criminal, en coordinación con peritos forenses, aseguraron la escena del crimen y recopilaron pruebas fundamentales para esclarecer los hechos.

A través del análisis de evidencias, entrevistas con testigos y la recolección de datos, los agentes lograron identificar al presunto responsable.

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Con base en estos indicios, el Ministerio Público obtuvo una orden de aprehensión en contra de Jonathan Neftalí “N”, quien tiene 36 años de edad.

Tras ser localizado, fue detenido por Agentes de Investigación Criminal y presentado ante la autoridad judicial.

Durante la audiencia inicial, el Agente del Ministerio Público presentó pruebas contundentes que sustentaron la imputación del delito de homicidio en contra del detenido.

Con base en estos elementos, el Juez de Control determinó vincularlo a proceso penal y decretar la medida cautelar de prisión preventiva, mientras se define su situación jurídica en las siguientes etapas del juicio.

Con esta vinculación a proceso, la Fiscalía General del Estado continuará con la integración de pruebas y diligencias correspondientes para sustentar el caso ante la autoridad judicial.

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Se espera que en las próximas semanas se lleven a cabo audiencias complementarias que definirán el curso del proceso penal.

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Guanajuato Capital

En el Cantador, una casa vieja y un clásico Jeep congelados en el tiempo

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En Guanajuato capital, basta con caminar sin prisa para descubrir que la ciudad aún guarda postales detenidas en el tiempo… rincones que, invisibles a los ojos de la rutina, cuando se miran con calma sorprenden, despiertan memoria y desatan nostalgia.

Uno de esos lugares se encuentra en la zona de El Cantador, a un costado del callejón El Ramillete. Allí, la casa marcada con el número 100 parece haberse congelado en otra época.

Su fachada guarda cicatrices del paso de los años: paredes descascaradas que dejan ver ladrillos, adobes y piedra. Manchas de humedad que recorren la superficie, y una puerta doble de madera, gastada, que todavía se defiende con un candado sencillo. Sobre ella, una lámpara antigua, oxidada, permanece colgada como testigo de noches apenas iluminadas, mientras cables eléctricos descubiertos narran la improvisación de décadas pasadas.

En el balcón, la vida insiste. Macetas de distintos tamaños albergan plantas y enredaderas que trepan reclamando espacio, como si la naturaleza quisiera abrazar lo que el hombre dejó en abandono. Un cactus nopal se yergue firme, símbolo de resistencia en medio del deterioro.

Desde allí, la vista revela el paisaje típico de Guanajuato: casas amontonadas en distintos niveles, paredes que se tocan unas con otras, y callejones que serpentean . Esta propiedad está catalogada como inmueble de valor histórico y cultural, un testimonio silencioso de la arquitectura que alguna vez vistió la ciudad.

Y a unos pasos, otro hallazgo refuerza la sensación de que aquí el tiempo se detuvo. Un camión Jeep Willys Wagon Overland Panel, probablemente de finales de los años cuarenta o principios de los cincuenta, yace abandonado, cubierto por polvo y vegetación.

La “W” plateada en el emblema del cofre lo delata. Su carrocería robusta, aunque oxidada, conserva las líneas firmes que lo hicieron famoso como vehículo de trabajo. Los parabrisas opacos, los guardabarros abollados y la pintura desgastada son huellas del olvido, pero también del carácter indestructible de una máquina que alguna vez recorrió los caminos de terracería y las calles empedradas de Guanajuato.

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Hoy, aquel camión forma parte del paisaje, envuelto entre ramas y hojas, como si la naturaleza lo hubiera adoptado. Su sola presencia evoca otra época: aquella en la que la ciudad vivía al ritmo de motores que hoy son piezas de museo.

El Cantador es más que un jardín. Es un portal donde conviven lo viejo y lo nuevo, lo cotidiano y lo extraordinario. Casas antiguas, objetos olvidados y calles que parecen fotografías vivientes nos recuerdan que, en Guanajuato, el tiempo a veces decide detenerse.

Porque quien camina por estos rincones no solo encuentra paredes descascaradas y vehículos clásicos oxidados… encuentra fragmentos de historia, silencios que hablan, y la certeza de que esta ciudad siempre guarda un secreto más por revelar.

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Gente

Transporte en ruinas en Guanajuato capital: alcaldesa Samantha Smith abandona a concesionarios mientras crece la avaricia por controlar el servicio

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Guanajuato, Gto. – Apenas 30 unidades del transporte público de la capital se encuentran dentro de su “vida útil”, lo que representa apenas el 14% de las 210 registradas oficialmente. El resto, según un estudio técnico del propio Subsecretario de Tránsito, Movilidad y Transporte, Alejandro Barbarino Sosa, argumenta que circulan con permisos vencidos o en condiciones mecánicas deplorables, lo que explica las constantes quejas de la ciudadanía por retrasos, rutas incompletas y un servicio cada vez más deficiente.

Sin embargo, lejos de apoyar a los concesionarios que llevan años al frente de este sistema, el gobierno municipal encabezado por Samantha Smith les ha negado facilidades de préstamos, créditos o incluso el respaldo como aval para que puedan renovar sus unidades.

La contranarrativa exhibe que el problema no es únicamente técnico, sino político y económico: en lugar de respaldar la modernización del transporte, el municipio parece apostar al desgaste.

Los concesionarios más antiguos denuncian que sus unidades se deterioran también porque el propio gobierno no ha atendido el mal estado de calles y avenidas como las panorámicas donde los baches aceleran el desgaste de los camiones. A esto se suma que buena parte de unas cuantas unidades viejas están ligadas a prestanombres, como el caso de Lalo Soto y de Alejandro Navarro, lo que alimenta sospechas de que detrás de la falta de apoyo existe un interés de fondo por acaparar poco a poco el servicio.

De acuerdo con el estudio, 119 unidades (más de la mitad del parque vehicular) ya no son aptas para prestar servicio, pero mientras los datos oficiales confirman el deterioro, la alcaldía se mantiene omisa en dar soluciones de fondo, dejando en la incertidumbre a más de un centenar de concesionarios que trabajan en condiciones precarias y que enfrentan la presión de competir contra quienes cuentan con privilegios dentro de la red de intereses políticos y económicos.

El trasfondo revela un afán de avaricia: mientras los concesionarios legítimos carecen de apoyos, el municipio permite la entrada de más unidades viejas ligadas a grupos de poder que buscan apoderarse del transporte en Guanajuato.

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En vez de renovar el servicio, la estrategia parece ser dejarlo caer en manos de unos cuantos, aunque eso signifique condenar a los usuarios a camiones inseguros, contaminantes y cada vez más obsoletos.

Con más del 50% de las concesiones vencidas y un sistema prácticamente en ruinas, la capital enfrenta un colapso de su transporte público. La responsabilidad recae directamente en el gobierno municipal que, en lugar de asumir su obligación de garantizar un servicio digno, se refugia en la opacidad y el abandono.

La pregunta inevitable es: ¿por qué será que la alcaldesa Samantha Smith prefiere beneficiar intereses particulares y propios antes que rescatar un transporte que agoniza?

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Cultura

Charamuscas: tradición guanajuatense

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Las charamuscas son uno de los dulces más representativos de Guanajuato, no solo por su sabor, sino por la manera en que se han convertido en un símbolo cultural que acompaña la historia y las leyendas de esta ciudad minera.

Su origen se remonta a la época virreinal, cuando la caña de azúcar y el piloncillo eran productos comunes en las cocinas y mercados de la región. Los dulceros guanajuatenses, ingeniosos y atentos a las tradiciones, comenzaron a preparar un caramelo a base de piloncillo, azúcar y mantequilla. Con el tiempo, este dulce no solo se consumió como golosina, sino que se moldeó en figuras humanas, lo que lo convirtió en una expresión de arte popular.

Lo que distinguió a las charamuscas del resto de los dulces de caramelo fue la creatividad de los artesanos que las elaboraban. En Guanajuato, las leyendas, la religiosidad y la presencia de las famosas momias influyeron directamente en su diseño. Así, no tardaron en aparecer charamuscas con forma de personas, de personajes pintorescos de la ciudad y, muy especialmente, de momias que ya desde el siglo XIX habían comenzado a atraer la curiosidad de propios y extraños.

Esta asociación entre las momias y las charamuscas convirtió al dulce en un recuerdo típico que los visitantes podían llevarse después de recorrer las calles, los callejones y los museos de la capital.

Más allá de su aspecto, las charamuscas se volvieron tradicionales porque también fueron parte de la vida cotidiana de los guanajuatenses. En un estado marcado por la minería, donde los trabajadores necesitaban alimentos que les proporcionaran energía rápida, el piloncillo era un ingrediente común en la dieta popular. Consumirlo en forma de dulce era una manera de sobrellevar las jornadas y las charamuscas se convirtieron en un placer accesible y duradero.

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Su venta se fue consolidando en mercados, ferias religiosas y festividades locales, donde los niños y adultos encontraban en ellas no solo un postre, sino también una representación divertida de su cultura.

Hoy en día, las charamuscas siguen ocupando un lugar especial en el corazón de Guanajuato. Su sabor recuerda al caramelo tostado con un dejo de miel, pero lo que verdaderamente las hace únicas es que cada una es una pieza artesanal moldeada a mano, una escultura efímera que se disfruta tanto con la vista como con el paladar. Aunque han surgido variaciones modernas con formas de animales o figuras más contemporáneas, las charamuscas en forma de momia continúan siendo las más buscadas, sobre todo por los turistas que visitan el Museo de las Momias o recorren los pasillos del Festival Internacional Cervantino.

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Seguridad

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