Guanajuato Capital
Semáforos y estatuas: dos caras de la misma falta de democracia en Guanajuato Capital
El retraso en el arranque del proyecto de semaforización por 58 millones de pesos en Guanajuato capital confirma un patrón que ya se había visto con las polémicas estatuas de Capelo: decisiones tomadas desde el escritorio de la alcaldía, sin consulta a la ciudadanía y sin sustento técnico previo.
En el caso de los semáforos, la propia alcaldesa Samantha Smith reconoce que el estudio técnico aún ni siquiera ha comenzado, pues depende de un anticipo para la empresa SEMEX S.A. de C.V. —la misma que ha recibido contratos millonarios en otros municipios gobernados por el PAN—. Es decir, se aprobó el gasto antes de saber si la obra era realmente necesaria o viable.


La historia es conocida: en 2024, las esculturas de Capelo fueron instaladas en el Centro Histórico sin contar con los permisos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En aquel momento, Smith llegó a declarar que era “mejor pedir perdón que pedir permiso”. Un mensaje que hoy resuena más fuerte: la misma lógica de improvisación y soberbia política se repite en los semáforos.
Ni vecinos, ni asociaciones, ni especialistas en movilidad fueron consultados antes de aprobar la millonaria inversión. Tampoco hubo mecanismos de difusión claros para que la población conociera, discutiera o decidiera sobre el destino de sus impuestos.
Mientras tanto, sectores como cultura, turismo y programas de protección infantil han sufrido recortes para financiar el proyecto. La paradoja es evidente: se sacrifican áreas sensibles y de alto impacto social para costear semáforos cuya justificación técnica aún está en el aire.
La falta de mecanismos de participación ciudadana convierte decisiones públicas en imposiciones que castigan a la mayoría. Al negar información clara y oportuna, la autoridad erosiona la confianza y refuerza la percepción de que los recursos públicos se utilizan con fines políticos y no comunitarios.
Es urgente que Guanajuato cuente con espacios de consulta vinculante, presupuestos participativos y una difusión amplia de proyectos antes de ejecutarlos. Los habitantes tienen derecho a saber cómo, en qué y por qué se invierten sus impuestos.
Lo que está en juego no son solo semáforos ni esculturas: es la manera en que se toman las decisiones que afectan la vida diaria de la ciudad. Una democracia local sin participación ciudadana es apenas una simulación. Y esa simulación, financiada con nuestros impuestos, es la verdadera injusticia.
Cultura
La Iglesia de San Roque, cuna del Entremés Cervantino en Guanajuato
La Iglesia de San Roque, ubicada en el corazón de Guanajuato capital, es un templo de gran valor histórico y cultural que data del siglo XVIII. Fue edificada en 1726 por la Orden de los Jesuitas y, aunque de dimensiones pequeñas y estilo sobrio, se ha convertido en un referente para la identidad guanajuatense.
Más allá de su carácter religioso, la iglesia es reconocida por ser el escenario donde, en 1953, el maestro Enrique Ruelas dio inicio a las representaciones de los “Entremeses Cervantinos”. Estos montajes teatrales fueron el antecedente directo del Festival Internacional Cervantino, hoy uno de los eventos culturales más importantes del mundo.
Cada año, durante las celebraciones cervantinas, el atrio de San Roque vuelve a transformarse en un escenario vivo, recordando el legado que este pequeño templo dejó en la historia artística de Guanajuato.
Gente
Despiden a Zendejas de inmediato, pero en Tránsito, Movilidad y Transporte la corrupción sigue intacta en las altas esferas
Guanajuato, Gto. – El pasado lunes 18 de agosto, alrededor de las 5:30 de la tarde, el elemento de Tránsito, Movilidad y Transporte, Leonardo Zendejas, fue llamado por Alejandro Barbarino Sosa para ser despedido de manera inmediata. Al día siguiente, martes 19 de agosto, ya no se encontraba laborando en la corporación.
La decisión rápida contrasta con otros casos en los que, pese a denuncias y señalamientos, las autoridades tardan meses en actuar o simplemente guardan silencio.
La pregunta es inevitable: ¿por qué con Zendejas se aplicó un despido fulminante y con otros elementos involucrados en presuntos actos de corrupción y cinismo dentro de Tránsito, Movilidad y Transporte no pasa absolutamente nada? A varios trabajadores se les ha cesado injustificadamente, mientras que agentes señalados por irregularidades siguen activos y hasta operando con total normalidad.
El problema de fondo no se limita a un solo elemento. La corrupción sigue enquistada en las cabezas principales de gobierno municipal, donde los Navarro Smith, y de Tránsito, Movilidad y Transporte de Alejandro Barbarino Sosa, Barranco, Guzmán, Julio García y Omar Yebra son mencionados de manera recurrente.


Todos permanecen intocables mientras los casos menores se exhiben como “ejemplos” de limpieza institucional.
La ciudadanía no pide ajustes superficiales ni despidos selectivos: exige que la corrupción total sea combatida desde arriba. Guanajuato no puede seguir hundido en el descaro y el cinismo de quienes se saben protegidos. El caso Zendejas solo demuestra que cuando las autoridades quieren, pueden actuar de inmediato; el problema es que no lo hacen donde realmente duele.
Cultura
El nopal y mezquite: riqueza cultural guanajuatense
El nopal: alimento, medicina y símbolo cultural
El nopal es probablemente la planta más representativa de México, al grado de formar parte del escudo nacional. En Guanajuato crecen diversas especies de Opuntia que se adaptan con facilidad a los suelos áridos y a las variaciones climáticas del estado. Sus pencas, frutos y flores han sido aprovechados durante generaciones por pobladores locales.
En la época prehispánica, el nopal tenía un papel ritual y simbólico entre los pueblos chichimecas y otomíes que habitaron la región, pues se le atribuían propiedades protectoras y medicinales. Se cree que en algunas ceremonias se utilizaba el jugo de las tunas fermentadas como bebida ritual, además de que las espinas podían simbolizar sacrificio y purificación.


En el ámbito práctico, el nopal era indispensable para la alimentación: sus pencas tiernas (los llamados “nopalitos”) eran consumidas asadas o en guisos, mientras que las tunas aportaban azúcares naturales y energía. Además, el mucílago del nopal servía como cicatrizante y calmante de afecciones digestivas. Hoy en día, su consumo continúa siendo parte de la dieta cotidiana en Guanajuato, no solo por tradición, sino también por su alto valor nutricional.
El mezquite: árbol de vida en tierras áridas
El mezquite es considerado uno de los árboles más generosos del semidesierto. En el estado, su presencia es común en planicies y lomeríos secos, donde sus raíces profundas le permiten sobrevivir a sequías prolongadas. Antiguamente fue visto como un árbol sagrado por los grupos indígenas que habitaban en la región, quienes lo consideraban protector y fuente de vida.
De sus vainas conocidas como “mezquites” o “mezquitones”, se obtenía una harina dulce que se utilizaba para preparar atoles y panes rústicos. Su madera, dura y resistente, fue empleada tanto en construcciones como en la fabricación de utensilios y su uso llegaba incluso en rituales, donde se utilizaban brasas de mezquite para generar humo en ceremonias de purificación, ya que se pensaba que su aroma alejaba a los malos espíritus.


En la actualidad, el mezquite sigue siendo un recurso vital, pues su leña es apreciada para la elaboración de carbón de alta calidad y para preparar alimentos como la barbacoa y las carnitas tradicionales en la gastronomía guanajuatense. Además, la savia del mezquite ha sido usada como remedio natural para problemas de garganta y como cicatrizante.
Tanto el nopal como el mezquite han moldeado la forma de vida de las comunidades de Guanajuato. Su resistencia simboliza la adaptación a un entorno difícil y, al mismo tiempo, la abundancia que puede ofrecer la tierra árida si se sabe aprovechar con respeto.
En épocas indígenas, estas plantas no eran solo recursos materiales, sino también elementos cargados de significado espiritual, representaban el vínculo entre el hombre y la naturaleza, y su aprovechamiento estaba ligado a ciclos agrícolas, rituales de agradecimiento y prácticas de subsistencia.
Hoy, aunque los tiempos han cambiado, el legado del nopal y del mezquite sigue vivo. Ambos forman parte del paisaje rural guanajuatense y de la memoria colectiva, recordándonos que en lo sencillo y en lo resistente también habita la riqueza cultural de un pueblo.
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