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Cultura

Horas de buen Jazz, gratis para cualquiera en la Alhóndiga de Granaditas, cortesía de Winton Marsalis, ganador de 9 Grammis, y la Orquesta del Centro Lincoln de Nueva York.

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Horas de buen Jazz, gratis para cualquiera en la Alhóndiga de Granaditas, cortesía de Winton Marsalis, ganador de 9 Grammis, y la Orquesta del Centro Lincoln de Nueva York.
Wynton Marsalis, el extraordinario trompetista, líder de la Orquesta de Jazz del Lincoln Center, dio una clase magistral en la Alhóndiga de Granaditas.

Y sepa que es una extraordinaria noticia, el hecho de que uno de los trompetistas y jazzista, más reconocidos de la época, se tome el tiempo para dar, otra de los miles, de clases magistrales, que ha dado por todos partes del mundo.
El polifacético músico, es un convencido de este tipo de sistema, para invitar y motivar, la práctica disfrute, de este arte musical de la vida moderna.

Hay que saber, qué no solo toca la trompeta, ha sido periodista cultural televisivo en una de las cadenas más importantes de El Siglo pasado, ha escrito 6 libros, en fin, cómo hijo del profesor de jazz de la escuela pública en Nueva York es un convencido de la práctica y difusión educativa y cultural.

Si tienes tiempo de ser una escapada para presenciar el fenómeno de uno de los artistas, filósofos y pensadores, más importantes de nuestra era, que también toca la en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas con su extraordinaria orquesta compuesta por otros 12 arreglistas.

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Cultura

Guanajuatenses que dejaron huella: Josefa Teresa de Busto y Moya

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Guanajuato, Gto. 30 junio 2025.- Josefa Teresa de Bustos y Moya Xeres y Monroy nació en 1682 en la villa de Guanajuato y pasó parte de sus primeros años en Querétaro, pero regresó a Guanajuato tras casarse con Manuel Aranda y Saavedra.


Doña Josefa provenía de una familia acomodada, entre sus bienes se encontraban numerosas casas en la Villa de Guanajuato, haciendas y se beneficiaba, además, de la extracción de minerales en las minas familiares. Cuando enviudó en 1729, se hizo cargo los negocios, por lo tanto, empezó a tomar decisiones que tendrían un impacto positivo en el pueblo guanajuatense.


Ella veía necesario educar a los jóvenes de la villa de Guanajuato sin tener que dejar sus hogares para irse a otras partes, por ello, donó dinero y bienes para establecer un colegio de la Compañía de Jesús. Esta iniciativa fue apoyada por otros acaudalados mineros, quienes hicieron también donaciones.


En 1732 se creó una constancia ante el escribano don Félix Alfonso Martínez de León sobre su donación de 60, 000 reales, destinados a la manutención del colegio una vez construido; sin embargo, se necesitaba la autorización del rey Felipe V de España, quien finalmente la dio en 1744. No obstante, pasaron muchos años para que el rey de España diera este permiso y doña Josefa lamentablemente había fallecido dos años antes de la aprobación.


Durante el lapso de esos años se obtuvieron otros permisos como el del Virrey don Juan de Acuña y del obispo de Michoacán una autorización para que se asentaran varios padres jesuitas en Guanajuato con el fin de reunir a personal adecuado para el colegio.


En su testamento hizo énfasis en seguir apoyando económicamente la fundación del Colegio y en una escritura consta que doña Josefa cedió la casa que tenía en la calle de Cerero, hoy conocidas como la calle Lascuráin. Se trata del Edificio Central de la Universidad de Guanajuato, donde se imparten la carrera de derecho y administración pública.

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La señora Josefa Teresa de Bustos y Moya pedía la fundación de un Colegio que al inicio fue para cientos de estudiantes, quizás nunca se imaginó que ese colegio se convertiría en lo que es hoy en día: la Universidad de Guanajuato, quien brinda a miles de jóvenes, solo solo de la capital, sino en todo el estado y más, una educación superior.


Un personaje histórico que impactó la ciudad profundamente.

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Cultura

¿Conoces la leyenda de las Momias de Guanajuato? ¡Aquí te la contamos!

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Guanajuato, Gto.– Entre 1865 y 1989 fueron exhumados más de cien restos óseos debido a que sus familiares habían dejado de pagar la cuota para seguir manteniéndolos sepultados en los suelos del panteón municipal Santa Paula. Para sorpresa de los trabajadores y la gente local en general, muchas de las exhumaciones presentaban momificación.


Entre estos cuerpos, algunos presentaban expresiones que sobresalían entre otros por su expresión tétrica, pues daban la impresión de que murieron aterrados y dicha emoción se congeló en su rosto hasta nuestros días. Ante este evento, surgió una teoría que se ha convertido en una leyenda con el pasar de los años y que explica este suceso.


Se cuenta que alrededor de 1833, toda la Capital de Guanajuato fue golpeada por una epidemia, se trataba de la peste de cólera morbos. Fueron tan grandes los niveles de mortandad en la zona que los cementerios no daban abastecimiento. No obstante, uno de los padecimientos de esta enfermedad era la paralización del organismo; es decir, las personas parecían estar muertas.


Las personas de la época desconocían este síntoma e inmediatamente que los enfermos daban señales de estar aparentemente sin vida, eran enterrados lo más pronto posible con el fin que la enfermedad no se propagara más. Las víctimas de la paralización del organismo, entonces, eran enterradas vivas y tras recobrar la consciencia, morían asfixiadas en un estado completo de desesperación y angustia.


Por esa razón, hay muchas momias con las expresiones tétricas que destacan e incomodan al visitante del Museo de las Momias. O eso es lo que la gente de Guanajuato cuenta…

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Cultura

La leyenda de la calle del truco en Guanajuato Capital

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Guanajuato es místico desde sus inicios, por ello hay muchísimas historias que enriquecen el folclor cultural de la ciudad. Una de las historias más interesantes tiene que ver con una calle que se encuentra en pleno centro histórico, muy cercas del Jardín de la Unión y la Plaza de la Paz.

Se trata de la Calle del Truco que se puede atravesar caminando tranquilamente a cualquier hora y a sus costados tiene inmuebles con fachadas muy estéticas que le dan una imagen muy linda. El sitio se encuentra a un costado de la icónica Basílica de Guanajuato y su historia es la siguiente: 

Hace muchos años atrás, se cree que alrededor del año 1869, en una de las casas que se encuentran en esa calle se jugaba con frecuencia a las cartas. Cierta noche, un señor de nombre Martín Padilla se encontraba en una muy mala racha, pues durante toda la noche estuvo perdiendo las partidas. 

Conforme la noche avanzaba, el señor apostaba lo que ya no se podía apostar en un acto desesperado de recuperar todo. Se dice que cuando finalmente se había rendido y se disponía a regresar a su casa sin ni un peso con su mujer, un hombre muy elegante le propuso una partida más y le ofreció devolverle todo lo perdido si era que le ganaba. 

Don Martín admitió que no tenía nada que apostar, pues ni casa tenía ahora. EL misterioso señor le propuso una macabra opción: la vida de su esposa. El pobre señor cedió ante las insinuaciones y aceptó. Su suerte no cambió y terminó por perder también a su esposa, ante tal hecho Martín le recriminó al hombre y este le reveló que su identidad: era el mismísimo diablo.

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Se cuenta que, tras esa revelación, sumado a la su desdicha de haber perdido todo, se quitó la vida. Actualmente los locales comentan que el señor Martín aparece en la calle del truco donde sigue lamentando su decisión de apostar todo, incluso la vida de su esposa.   

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