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Cultura

Epidemias históricas en Guanajuato

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Guanajuato. 16 mayo 2025.- Hay epidemias más conocidas que otras y también hay algunas más que se sabe que azotó el territorio, pero que no se tienen registros de su impacto y cómo pasó. Un ejemplo es la epidemia de la tifoidea que azotó en el año de l737 y que afectó toda Nueva España; sin embargo, no se sabe cuántos muertos cobró en la región de Guanajuato o cómo se desenvolvió entre los habitantes.

No obstante, en este pequeño espacio le ofrecemos de manera puntual las epidemias de las que se tienen registros siguiendo con la cronología del cronista municipal de Guanajuato: José Eduardo Vidaurri Aréchiga.

Viruela de 1706

En la historiografía local se tienen registros, aunque muy pocos, de esta epidemia que azotó lo que hoy se conoce como el estado de Guanajuato. Solo se sabe que causó estragos es la población.

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Tifoidea de 1762

Se tiene registros que afectó terriblemente a los guanajuatenses.

En las Efemérides Guanajuatenses de Lucio Marmolejo se narra un evento que ocurrió durante esta epidemia: se trata de un indio tarasco que apareció en la ciudad cuando la enfermedad estaba en su punto cúspide, el cual se acercó a los enfermos más pobres y jóvenes para atenderlos con remedios tradicionales. Se describe en el texto que él utilizaba un menjurje para restregarles la piel y que, dos veces al día, les daba un jarabe para beber. Más adelante se logró conocer, por propias palabras del indio, los ingredientes que componían el menjurje, pero el componente del jarabe sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.

Se afirma que el indio curó a muchos jóvenes.

Además, por medio del primer párroco de la ciudad se sabe, gracias a su Carta Consolatoria, que el personal que conformaba el clérigo junto con voluntarios creyentes no solventaban la demanda de enfermos. Que cada día morían de treinta a más de cuarenta al día y que los primeros que fallecieron a causa de esta enfermedad eran los niños de los sectores pobres.

Malaria de 1786

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Este año, en particular, fue nombrado como “El año del hambre” debido a una helada fuerte que acabó con los cultivos. Por lo tanto, a lo largo de este periodo, se vieron a personas rondar por calles y callejones suplicando un pedazo de pan y cayendo muertos sin más ante los ojos de los demás.

El número de muertos fue tan elevado que fue necesario ampliar el campo santo del templo de San Sebastián, ubicado en Embajadoras, para poder sepultar más y, según se describen en los documentos que plasman este evento, que los olores que llenaron a la ciudad eran insoportables.

Se cree que el número muertos superó los 8,000.

Viruela de 1797

En esta epidemia se llevó a cabo la práctica de “inoculación” que es introducir al cuerpo del enfermo sustancia que tenían al virus. Naturalmente, mucha gente se opuso a la práctica. También se llevó a cabo el método de aislar y de enterrar inmediatamente los cuerpos de los enfermos.

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También se prendieron varias hogueras a lo largo de la ciudad para purificar los vientos y evitar más contagios.

Cólera Morbus de 1833

Nuevamente la población del estado se vio gravemente afectada. Volvió a saturarse el panteón de San Sebastián y el hospital de Belén no daba abastó a la demanda de infectados.

En este periodo se mandó a habilitar un nuevo campo santo: San Cayetano, en Valenciana.

Cólera Morbus de 1850

La misma enfermedad volvió a azotar la ciudad en este año, pero a diferencia de las del año de 1833, se sintió con menos intensidad.

Tifoidea de 1916

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Al igual que en 1833 se aislaban a los enfermos pero, además, se agregaba un pequeño cartel en las puertas donde vivían estas personas para avisarle a los demás que mantuvieran precaución.

Influencia Española de 1918

Se registraron números importantes de muertos, principalmente en las ciudades de León, Irapuato, Silao y Guanajuato capital.

La siguiente enfermedad que afecta a los guanajuatenses ocurre hasta el 2009 con la epidemia de H1N1, pero esto se trata más de un evento contemporáneo que muchos lo vivieron.

Como pudieron leer, son varias las epidemias que azotaron Guanajuato a lo largo de su historia. En algunas opiniones se tienen más registros de cómo sucedió que otras, pero es importante plasmar lo poco que se sabe para que siga presente en la consciencia colectiva.

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Por: Montserrat Rodríguez

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Cultura

La Iglesia de San Roque, cuna del Entremés Cervantino en Guanajuato

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La Iglesia de San Roque, ubicada en el corazón de Guanajuato capital, es un templo de gran valor histórico y cultural que data del siglo XVIII. Fue edificada en 1726 por la Orden de los Jesuitas y, aunque de dimensiones pequeñas y estilo sobrio, se ha convertido en un referente para la identidad guanajuatense.

Más allá de su carácter religioso, la iglesia es reconocida por ser el escenario donde, en 1953, el maestro Enrique Ruelas dio inicio a las representaciones de los “Entremeses Cervantinos”. Estos montajes teatrales fueron el antecedente directo del Festival Internacional Cervantino, hoy uno de los eventos culturales más importantes del mundo.

Cada año, durante las celebraciones cervantinas, el atrio de San Roque vuelve a transformarse en un escenario vivo, recordando el legado que este pequeño templo dejó en la historia artística de Guanajuato.

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Cultura

El nopal y mezquite: riqueza cultural guanajuatense

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El nopal: alimento, medicina y símbolo cultural

El nopal es probablemente la planta más representativa de México, al grado de formar parte del escudo nacional. En Guanajuato crecen diversas especies de Opuntia que se adaptan con facilidad a los suelos áridos y a las variaciones climáticas del estado. Sus pencas, frutos y flores han sido aprovechados durante generaciones por pobladores locales.

En la época prehispánica, el nopal tenía un papel ritual y simbólico entre los pueblos chichimecas y otomíes que habitaron la región, pues se le atribuían propiedades protectoras y medicinales. Se cree que en algunas ceremonias se utilizaba el jugo de las tunas fermentadas como bebida ritual, además de que las espinas podían simbolizar sacrificio y purificación.

En el ámbito práctico, el nopal era indispensable para la alimentación: sus pencas tiernas (los llamados “nopalitos”) eran consumidas asadas o en guisos, mientras que las tunas aportaban azúcares naturales y energía. Además, el mucílago del nopal servía como cicatrizante y calmante de afecciones digestivas. Hoy en día, su consumo continúa siendo parte de la dieta cotidiana en Guanajuato, no solo por tradición, sino también por su alto valor nutricional.

El mezquite: árbol de vida en tierras áridas

El mezquite es considerado uno de los árboles más generosos del semidesierto. En el estado, su presencia es común en planicies y lomeríos secos, donde sus raíces profundas le permiten sobrevivir a sequías prolongadas. Antiguamente fue visto como un árbol sagrado por los grupos indígenas que habitaban en la región, quienes lo consideraban protector y fuente de vida.

De sus vainas conocidas como “mezquites” o “mezquitones”, se obtenía una harina dulce que se utilizaba para preparar atoles y panes rústicos. Su madera, dura y resistente, fue empleada tanto en construcciones como en la fabricación de utensilios y su uso llegaba incluso en rituales, donde se utilizaban brasas de mezquite para generar humo en ceremonias de purificación, ya que se pensaba que su aroma alejaba a los malos espíritus.

En la actualidad, el mezquite sigue siendo un recurso vital, pues su leña es apreciada para la elaboración de carbón de alta calidad y para preparar alimentos como la barbacoa y las carnitas tradicionales en la gastronomía guanajuatense. Además, la savia del mezquite ha sido usada como remedio natural para problemas de garganta y como cicatrizante.

Tanto el nopal como el mezquite han moldeado la forma de vida de las comunidades de Guanajuato. Su resistencia simboliza la adaptación a un entorno difícil y, al mismo tiempo, la abundancia que puede ofrecer la tierra árida si se sabe aprovechar con respeto.

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En épocas indígenas, estas plantas no eran solo recursos materiales, sino también elementos cargados de significado espiritual, representaban el vínculo entre el hombre y la naturaleza, y su aprovechamiento estaba ligado a ciclos agrícolas, rituales de agradecimiento y prácticas de subsistencia.

Hoy, aunque los tiempos han cambiado, el legado del nopal y del mezquite sigue vivo. Ambos forman parte del paisaje rural guanajuatense y de la memoria colectiva, recordándonos que en lo sencillo y en lo resistente también habita la riqueza cultural de un pueblo.

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Cultura

Estatua de Jorge Negrete, orgullo de Guanajuato capital

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En el corazón de Guanajuato capital se levanta la estatua de Jorge Negrete, uno de los máximos íconos de la Época de Oro del cine mexicano y orgullo guanajuatense. La escultura rinde homenaje al llamado Charro Cantor, nacido en esta ciudad en 1911 y cuya voz y presencia marcaron la historia cultural de México.

Ubicada en la plaza que lleva su nombre, la obra se ha convertido en un punto de referencia tanto para los habitantes como para los visitantes, quienes acuden a tomarse fotografías y a recordar al artista que llevó el nombre de Guanajuato a escenarios nacionales e internacionales.

La estatua no solo celebra el legado artístico de Negrete, sino que también refuerza la identidad cultural de la ciudad, recordando a las nuevas generaciones la importancia de preservar y honrar a sus grandes figuras.

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