Cultura
El antiguo campo santo en San Roque, ¿conoce usted su historia?

Nuevamente en esta pequeña sección histórica de Guanajuato… les contaré un poco de un campo santo que se ubicó en San Roque hace ya bastantes años.
Es del conocimiento de los Guanajuatenses que el estado es, sobre todo la capital, patrimonio de la humanidad por los acontecimientos que le preceden desde los inicios de Nueva España. No obstante, mucha de su historia se está diluyendo conforme el tiempo pasa, sobre todo en cuestiones que no son tangibles.
Este campo santo estaba ubicado en lo que hoy es la plaza en frente del templo de San Roque, pues en la época colonial y virreinal de México, se tenía la costumbre de construir cementerios adyacentes o en frente de iglesias para la debida sepultura de los devotos, pues este espacio se consideraba sagrado y apto para el descanso eterno.
No se tienen registros exactos de su creación, pero se cree que, muy probablemente, se encontraba funcionando desde que se construyó el templo en 1726 hasta finales del siglo XIX, pues el espacio pasa a ser una plaza urbana libre al público, es decir, se le dio un nuevo uso al suelo.
Al desmantelar este campo santo se encontraron una multitud de osamentas (esqueletos) que pertenecieron a las víctimas de ataque dado por el cura Miguel Hidalgo a la Alhóndiga de Granaditas el 28 de septiembre de 1810. En dichos restos se encontraron, no en todos, monedas por valor de tres reales y medio por la zona de la mandíbula. Los restos materiales fueron reubicados.
Nuevamente y por lástima, no se tienen registros de dónde fueron puestos. Una hipótesis podría ser en que una parte podría yacer en el cementerio de San Sebastián, el cual, por cierto, fue el primer campo santo de la ciudad.


¿Pero… por qué ya no existe?
A partir de las Leyes de Reforma impuestas por Benito Juárez, se prohibió a la iglesia administrar cementerios porque hubo una separación iglesia-estado. Por lo tanto, muchos campos se desactivaron y este fue uno de ellos…
Después de eso, la plaza ha sido un punto importante en la capital debido debido a su carga cultural: es cuna de los “Entremeses Cervantinos”; es decir, en 1953, Enrique Ruelas organizó las primeras representaciones teatrales inspiradas en las icónicas obras de Miguel de Cervantes. Actualmente, la plaza de San Roque es una localidad muy concurrida y emblemática del Festival Internacional Cervantino.
Si bien, el campo santo ya no existe, actualmente es un lugar con mucha vida diariamente, ya que locales y turistas pasan por el sitio, el cual es muy estético y enigmático, sobre todo en estas épocas de lluvia.
Espero entonces, lector, que cuando camines por la plaza de San Roque, te llegue a la mente estas curiosidades breves históricas y te puedas maravillar de la historia que hay detrás.
Por: Montserrat Rodríguez
Cultura
Un acercamiento al Pípila: ¿ya conoces su historia?

Guanajuato, Gto. – Su nombre fue Juan José de los Reyes Martínez Amaro, mejor conocido en la actualidad como El Pípila. Nació en 1782 en San Miguel de Allende, aunque hay algunos que dicen que fue en la capital de Guanajuato.
Hay muchas teorías en cuanto su apodo “Pípila”, una de estas se trata de que tenía muchas pecas en su rostro, similares a las manchas de un pavo en el plumaje y la palabra pípila, proveniente del náhuatl, se refiere a la hembra del guajolote.
Fue Barretero y cargador en las minas de Guanajuato, lo que significa que sus jornadas eran largas, mal pagadas, corría peligro constante y no tenía derechos reales. Se cree que el Pípila, junto con muchos mineros, trabajadores rurales y artesanos, respondieron al llamado de Hidalgo para luchar por los ideales que representaba la revolución: abolir los tributos, eliminar las esclavitud, devolver tierras y romper con el sistema virreinal. Es decir, pelearon no por obligación, sino porque querían libertad, justicia e igualdad.
Tras dos semanas después del famoso Grito de la independencia, el ejercito insurgente llegó a Guanajuato capital. La élite realista se refugió en la Alhóndiga de Granaditas, que antes funcionaba como un enorme almacén de granos convertido en una fortaleza. El edificio era casi impenetrable, los insurgentes no podían entrar, hasta que Juan José cambio el rumbo de las cosas.
Se cuenta que el Pípila se ofreció voluntariamente para prender fuego a la puerta principal de la Alhóndiga, lo que le permitiría el ingreso al ejército de Hidalgo. Para llevar a cabo su labor, se colgó en la espalda una gran losa de piedra en la espalda, que le serviría como escudo contra los disparos y flechas que caían desde lo alto del edificio. Avanzó solo hasta alcanzar la puerta, le prendió fuego a la puerta y los insurgentes pudieron tomar el edificio.
Esto significó la primera victoria del movimiento independentista.
Muchos historiadores en la actualidad discuten sobre qué tan verídica es la historia que todos conocemos porque sí, se incendió la puerta, pero puede ser que haya sido un acto colectivo para que se lograra o si la piedra fue algo que realmente pasó o se trató de algo simbólico.
No se tiene un testimonio directo que indique por qué Juan José decidió luchar, pero hay una gran probabilidad de que haya decidido formar parte debido al hartazgo de la injusticia social y por la esperanza de un cambio real.
No se tiene registros sobre qué pasó con él después de la toma de la Alhóndiga y su figura fue rescatada y mitificada décadas después, cuando se buscaban personajes simbólicos para unir al país.
¿Qué opinas al respecto de este personaje histórico?
Cultura
La leyenda de los cráneos colgantes de la Alhóndiga de Granaditas

Por: Montserrat Rodríguez
Guanajuato, Gto. – Después de la toma de la Alhóndiga por los insurgentes en 1810 y la posterior ejecución de los líderes de la Independencia: Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez en 1811, sus cabezas fueron colgadas en jaulas de hierro en las esquinas del edificio como una advertencia para el pueblo.
¡Estuvieron ahí expuestas por más de 10 años! Donde se pudrieron, derramaron sangre y fluidos por los muros del inmueble. La gente evitaba pasar cercas por el temor de apreciar las cabezas y quedar malditos.
Se conoce que las cabezas fueron bajadas y enterradas en el camposanto de San Sebastián donde estuvieron muchos años hasta que fueron exhumadas y llevadas a la CDMX, donde continúan hasta la actualidad.
No obstante, pareciera como si sus almas se hubieran quedado atrapadas el último sitio donde estuvieron con vida, pues los veladores que cuidan el edificio, ahora convertido en un museo, aseguran que por las noches se escuchan lamentos que provienen de las esquinas superiores del edificio…
Algunos afirman ver sombras sin cabezas recorriendo los pasillos del segundo piso, incluso que se escuchan el tintineo metálico de las jaulas oxidadas donde mantuvo cautivas las cabezas, como si se meciera por la brisa, aún cuando no hay ninguna corriente.
Entre voces se dice que uno de los veladores tuvo el infortunio de encontrar huellas frescas de pies descalzos ensangrentados que iban desde la esquina donde se colgó la cabeza de Miguel Hidalgo hasta la celda principal.
Cultura
La leyenda del ahorcado de Mexiamora

Por: Montserrat Rodríguez
Cuenta la gente guanajuatense… que esto ocurrió después de la toma de la Alhóndiga de Granaditas, en noviembre de 1810. Tras la victoria de la independencia, el ejército realista retomó la ciudad con el fin de escarmentar a la población ejecutando a muchas personas en varias plazas de la ciudad.
Se instalaron horcas de madera y se distribuyeron a las víctimas. En la plaza de Mexiamora se ejecutaron a un total de 23 personas.
Se dice que entre estas victimas se encontraba un joven minero de 22 años, compañero del mismísimo Pipila y que momentos antes de ser colgado mencionó: “¡Viva la libertad! La fogata se ha extinguido y todo está en tinieblas”. Las personas de antes llegaron a comentar que el espíritu del joven atormentó a su verdugo hasta que perdió la locura: escuchaba voces y ruidos; incluso se le apareció y lo acusó por su cruel final.
Muchos aseguraran que a partir de entonces, el joven aparece en la plaza a altas horas de la noche.
Actualmente, locales que residen en la zona mencionan que ya muy entrada la noche la plaza toma un ambiente tenebroso y que a veces es acompañado por un ruido semejante de horcas siendo arrastradas, lamentos y susurros cuando no hay nadie más y la sensación de miedo inexplicable.
¿Ya conocías esta leyenda que también forma parte de la historia de Guanajuato? ¿Te ha pasado algo en el lugar?
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