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Cultura

Casa Chilanga, una probadita, de una colección de 50 mil piezas, donadas por el escritor Carlos Monsiváis, al pueblo de México

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Si hay alguien que podría representar al México de la transición, es Carlos Monsivaís, autor de innumerables investigaciones y ensayos, que hacen un reflejo del país, a través de la cultura popular, no siempre bien vista, por una dictadura que se encargaba de escoger, que se podía decir y que no, de ahí la importancia de la colección legada por este extraordinario historiador surgido del Colegio de México.


Por eso resulta importante que los guanajuatenses y visitantes, aprovechen esta oportunidad de echar un ojo a las salas preparadas con el fin de acercar a una visión en constante resistencia que, a final de cuentas, logró ridiculizar con su mordacidad a toda una clase política en la decadencia de la dictadura.
Ahí se encontrarán piezas que inspiraron muchas de sus obras escritas, como las imágenes de su colección de divas del cine de la época de oro del cine mexicano como María Félix y Dolores del Río, como también de la época de las tandas teatrales, como la hermosa Lupe Vélez que, entre otras, darán una muy buena idea de la historia de las divas y bellezas femeninas nacionales.
Resalta también, la iconografía de las luchas sociales en la búsqueda de la transición a la democracia, movimientos estudiantiles y obreros, reprimidos, como el de 1968 o el de 1971, en cuya estética visual, se puede decir, se inspiró la película Roma de Alfonso Cuarón.
En fin, sin duda, resultará muy interesante para guanajuatenses y turistas, darse una vuelta, por esta revisión del pasado no tan lejano de un país que no reconocía los derechos humanos y que, aunque se vea lejano, las formas dictatoriales y represivas, siempre pueden ser un recurso político, que la ciudadanía debe de estar dispuesta a debilitar

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Cultura

Epidemias históricas en Guanajuato

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Guanajuato. 16 mayo 2025.- Hay epidemias más conocidas que otras y también hay algunas más que se sabe que azotó el territorio, pero que no se tienen registros de su impacto y cómo pasó. Un ejemplo es la epidemia de la tifoidea que azotó en el año de l737 y que afectó toda Nueva España; sin embargo, no se sabe cuántos muertos cobró en la región de Guanajuato o cómo se desenvolvió entre los habitantes.

No obstante, en este pequeño espacio le ofrecemos de manera puntual las epidemias de las que se tienen registros siguiendo con la cronología del cronista municipal de Guanajuato: José Eduardo Vidaurri Aréchiga.

Viruela de 1706

En la historiografía local se tienen registros, aunque muy pocos, de esta epidemia que azotó lo que hoy se conoce como el estado de Guanajuato. Solo se sabe que causó estragos es la población.

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Tifoidea de 1762

Se tiene registros que afectó terriblemente a los guanajuatenses.

En las Efemérides Guanajuatenses de Lucio Marmolejo se narra un evento que ocurrió durante esta epidemia: se trata de un indio tarasco que apareció en la ciudad cuando la enfermedad estaba en su punto cúspide, el cual se acercó a los enfermos más pobres y jóvenes para atenderlos con remedios tradicionales. Se describe en el texto que él utilizaba un menjurje para restregarles la piel y que, dos veces al día, les daba un jarabe para beber. Más adelante se logró conocer, por propias palabras del indio, los ingredientes que componían el menjurje, pero el componente del jarabe sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.

Se afirma que el indio curó a muchos jóvenes.

Además, por medio del primer párroco de la ciudad se sabe, gracias a su Carta Consolatoria, que el personal que conformaba el clérigo junto con voluntarios creyentes no solventaban la demanda de enfermos. Que cada día morían de treinta a más de cuarenta al día y que los primeros que fallecieron a causa de esta enfermedad eran los niños de los sectores pobres.

Malaria de 1786

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Este año, en particular, fue nombrado como “El año del hambre” debido a una helada fuerte que acabó con los cultivos. Por lo tanto, a lo largo de este periodo, se vieron a personas rondar por calles y callejones suplicando un pedazo de pan y cayendo muertos sin más ante los ojos de los demás.

El número de muertos fue tan elevado que fue necesario ampliar el campo santo del templo de San Sebastián, ubicado en Embajadoras, para poder sepultar más y, según se describen en los documentos que plasman este evento, que los olores que llenaron a la ciudad eran insoportables.

Se cree que el número muertos superó los 8,000.

Viruela de 1797

En esta epidemia se llevó a cabo la práctica de “inoculación” que es introducir al cuerpo del enfermo sustancia que tenían al virus. Naturalmente, mucha gente se opuso a la práctica. También se llevó a cabo el método de aislar y de enterrar inmediatamente los cuerpos de los enfermos.

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También se prendieron varias hogueras a lo largo de la ciudad para purificar los vientos y evitar más contagios.

Cólera Morbus de 1833

Nuevamente la población del estado se vio gravemente afectada. Volvió a saturarse el panteón de San Sebastián y el hospital de Belén no daba abastó a la demanda de infectados.

En este periodo se mandó a habilitar un nuevo campo santo: San Cayetano, en Valenciana.

Cólera Morbus de 1850

La misma enfermedad volvió a azotar la ciudad en este año, pero a diferencia de las del año de 1833, se sintió con menos intensidad.

Tifoidea de 1916

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Al igual que en 1833 se aislaban a los enfermos pero, además, se agregaba un pequeño cartel en las puertas donde vivían estas personas para avisarle a los demás que mantuvieran precaución.

Influencia Española de 1918

Se registraron números importantes de muertos, principalmente en las ciudades de León, Irapuato, Silao y Guanajuato capital.

La siguiente enfermedad que afecta a los guanajuatenses ocurre hasta el 2009 con la epidemia de H1N1, pero esto se trata más de un evento contemporáneo que muchos lo vivieron.

Como pudieron leer, son varias las epidemias que azotaron Guanajuato a lo largo de su historia. En algunas opiniones se tienen más registros de cómo sucedió que otras, pero es importante plasmar lo poco que se sabe para que siga presente en la consciencia colectiva.

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Por: Montserrat Rodríguez

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Cultura

Las místicas momias de Guanajuato

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Guanajuato, Gto. 14 mayo 2025.- La palabra momia proviene del árabe clásico mumiya, que a su vez proviene del persa mum, que significa cera. Antiguamente esta palabra se refería al betún que era utilizado para embalsamar cadáveres. Actualmente “momia” significa cadáver que naturalmente o a través de un proceso artificial se desecan con el transcurso del tiempo sin entrar en putrefacción.

En Guanajuato capital ocurre un inesperado proceso de momificación, específicamente en El panteón de Santa Paula, pues en el lugar se origina momias de forma natural…

¿Cómo es que adquirieron este estado en el cementerio de Santa Paula?

Todo está en la criptas arcillosas y calizas que se construyeron por falta de espacio en el cementerio. Estos espacios se integran con el ambiente seco, lo que permite un equilibrio entre la humedad y la temperatura; a esto se le suma el sellado hermético que reduce la presencia del oxígeno en el interior, lo que da como resultado que se detenga el proceso de putrefacción. En su lugar los tejidos se deshidratan y obtienen una apariencia reseca.

¿Cómo descubrieron que ciertas personas fallecidas adquirían dicho estado de modificación?

Este cementerio civil tenía, como un procedimiento administrativo, exhumar el o los cadáveres luego de cinco años de su enterramiento si no se renovaba el contrato del lote, para pasar los restos a una fosa común. Desde estas primeras exhumaciones, los encargados del lugar se percataron que algunos cuerpos se secaban. Para 1865 el cadáver de Remigio Leroy, ciudadano francés, fue dejado sin segundo enterramiento, meramente como objeto de curiosidad, pues tenía una sorprendente modificación.

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Pronto, cuerpos se le sumaron al extrajeron y fue entonces que los funcionarios del ayuntamiento decidieron destinar un espacio de las criptas para atender la creciente curiosidad de los visitantes. En 1894 ya había 67 cuerpos momificados.

Momias de Guanajuato

Para 1888, sacaron a las momias de las galerías del sótano del cementerio y adecuaron un espacio para ellas, con una entrada propia y ubicadas en vitrinas individuales. Además, el recorrido venía acompañado de un discurso museológico sobre la muerte en la cultura mexicana.


Desde entonces, este “museo” ha sido famosos y muy frecuentado, llegando a ser uno de los más visitados en todo México, ocupando un lugar entre los primeros cinco lugares en museos visitados.

En la capital, muchos guías de turistas y residentes suelen decir que: “uno no ha conocido Guanajuato si no ha visitado las emblemáticas momias”.

Usted, lector, ¿conocía el proceso por el cual ciertos cuerpos se momifican? ¿Ya ha visitado el museo de las momias?

Por: Montserrat Rodríguez

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Fuentes:

Caraballo, C. (2014). El museo de las momias de Guanajuato ¿Momias o cadáveres? La explotación comercial del morbo tanático. Recuperado de: http://hdl.handle.net/10554/23017

Vargas, J. H. (2011) Momias de Guanajuato. Espacio de Diseño. (191), 28-30

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Cultura

¿Conoces la leyenda del Cerro del Sombrero? ¡Aquí te la contamos!

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Guanajuato, Gto. 13 mayo 2025.- Guanajuato Capital es un lugar con mucha historia mística, pues las leyendas abundan en las calles, callejones, carreteras, cerros y en casa antiguas. Los residentes de aquí se saben, al menos, alguna de las leyendas más populares como “Las dos comadres”, “El callejón de la condesa”, “El cerro de la Bufa”, etc.; No obstante, hay leyendas que resuenan con fuerza en las afueras del centro histórico como la que se cuenta a los alrededores del Cerro del Sombrero.

Esta elevación de tierra se encuentra ubicada a un lado de la Presa de la Purísima y, actualmente, tanto la presa como esta colina, son áreas naturales protegidas. En la cima de este cerro se encuentran fósiles de criaturas marinas y, además, una roca con forma de silla que, según se cuenta, el diablo se sienta en ella en noches específicas.

Pero esta inusual silla no es todo lo que resguarda el cerro, pues también se encuentra en ella una cueva donde el diablo se resguarda y atrae a cualquiera que esté cerca con el sonido de monedas para tentarlas a entrar.

La gente cercana al lugar cuenta que una vez, hace mucho tiempo, dos campesinos se encontraban en las faldas del cerro pastoreando a sus animales en una mañana, pronto el sonido de unas monedas les llamó la atención. Ambos, atraídos por la curiosidad, siguieron el sonido del dinero hasta dar con una cueva no muy grande y bastante oscura. Uno de ellos se animó a entrar convencido de que ahí había monedas de oro y el otro, por su parte, dio la vuelta y regresó junto con sus animales.

Al hombre que entró no regresó al pueblo y sus animales se encontraron en el lugar, regados por toda el área. Dicen que a veces se escuchan gritos de auxilio que provienen seguido de risas y el sonido de monedas de oro cayendo, chocando con la piedra…

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Por: Montserrat Rodríguez

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