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Cultura

Los ferrocarriles en Guanajuato Capital

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La Estación del Ferrocarril Central Mexicano en Guanajuato tuvo su inauguración formal en la comunidad conocida actualmente como Cuevas en 1903. Esta estación era terminal, es decir, que no era paso obligatorio para otros trenes, sino como una línea secundaria que salía de la línea principal de Silao a León. Se construyó principalmente para transportar mineral, conectar a la capital con el sistema ferroviario nacional y fomentar la actividad comercial y turística.

En la zona centro también se encontraban líneas que atravesaban rutas importantes como la calle Juárez, San Roque y la zona de la Alhóndiga, pero debido a su topografía montañosa, dichas vías fueron muy difíciles de construir. Lo principal que se trasportaba los trenes era mineral y productos agrícolas, pero también había exclusivos para pasajeros.

Cuando el auge del ferrocarril pasó debido a los automóviles y la actividad minero disminuyó, las vías dejaron de tener sentido como medio de transporte principal.

Entre las décadas de 1940 y 1950 la infraestructura ferroviaria se fue desmantelando gradualmente; las vías fueron levantadas y la estación de Cuevas abandonada, pues la capital en sí no era un punto estratégico para el transporte ferroviario comercial.

Como vestigio de esta época en el centro histórico, aún permanece una antigua estación del ferrocarril: se encuentran alejada de las rutas principales, a un costado de la calle de Tepetapa.

La estación de Cuevas es un sitio que actualmente es muy poco conocido no solo por turistas, sino también por los residentes, pues se encuentra alejada de las rutas principales de la localidad. No obstante, hay quedan cimientos de esta edificación histórica que se asocian al viejo mundo ferroviario en Guanajuato.

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¿A ti te tocó ver esta época? ¿Te hubiera gustado ver a Guanajuato aún con sus líneas para que el ferrocarril pudiera pasar?

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Cultura

La leyenda del Callejón de la Condesa

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Existen muchas versiones de esta leyenda. Por ejemplo, está la versión que narra que su esposo la engañó y de la vergüenza nunca volvió a pasear por las calles de Guanajuato, pero aquí en TVGuanajuato les traemos una versión que también se cuentan entre Guanajuatenses y es poco conocida:

Hace siglos, en la ciudad de Guanajuato, vivía el Conde de Rul, un hombre adinerado, refinado y respetado… pero también rodeado de susurros y misterio. Su casa se encontraba cerca del majestuoso Teatro Juárez y desde allí contemplaba, día tras día, la plazuela y el estrecho callejón que descendía en sombra: el que hoy se conoce como el Callejón de la Condesa.

En una casona cercana vivía una joven noble de origen español, a quien todos llamaban La Condesa, aunque su verdadero título era un misterio. Era tan bella y jamás se le veía en compañía que no fuera la de su doncella. El Conde, flechado por su silueta entre los balcones, se propuso conquistar su corazón. Y así lo hizo.

Cada noche, bajo la protección de la oscuridad y las farolas de aceite, ambos se encontraban en el callejón, ocultos del mundo y del juicio de sus familias. Se decía incluso que el Conde, obsesionado, había hecho construir un pasadizo secreto entre ambas casas para verla sin ser descubierto. Pero el amor de los poderosos suele estar condenado.

Los criados descubrieron la relación. La noticia llegó a la familia de la joven, quienes, escandalizados y llenos de orgullo, la encerraron y la enviaron de regreso a España en la primera caravana disponible. El Conde, abatido por la pérdida, cerró el pasadizo, oscureció su casa y se dice que nunca volvió a mirar hacia ese callejón.

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Desde entonces, el lugar fue llamado por los vecinos “El Callejón de la Condesa”, en memoria del amor secreto y prohibido que allí floreció… y murió.

Aún hoy, hay quienes afirman que, en noches de luna llena, una mujer de figura elegante y rostro pálido, vestida con un antiguo traje de gala, aparece al pie del callejón. Sostiene entre sus manos una rosa seca y camina lentamente, buscando el camino de regreso hacia su amado, pero cuando alguien se acerca… desaparece entre la bruma.

¿Ya conocías esta versión?

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Cultura

La leyenda de la Ex – Hacienda El Marqués: Las monjas del Río de Cuevas

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Guanajuato, Gto . – Hace siglos, en la comunidad de Santa Catarina de Cuevas, en las afueras de Guanajuato capital, se construyó la Hacienda El Marqués, un sitio que poseía campos de cultivo y misteriosos túneles subterráneos.

Durante la época colonial, las monjas que habitaban el convento de la hacienda conocían bien aquellas cuevas subterráneas, pues les servía para escapar y protegerse en tiempos de guerra, ya que eran frecuentes los saqueos durante la Revolución Mexicana. Y no solo las mojas se refugiaban en estos canales subterráneos, sino también el pueblo en general junto con objetos de valor que mantenían guardados ahí.

Se cuenta que cierta noche, durante un saqueo al pueblo de Cuevas, las monjas ingresaron a los túneles como su costumbre, pero que nunca salieron de estos. El convento, entonces, quedó desierto de un día para otro y solo quedó un eco lejano de oraciones. Se cree que las cuevas, con sus pasajes profundos, las absorbieron para siempre.

Algunos afirmaban que las monjas se perdieron entre las sombras mientras buscaban una salida, pero sus pasos nunca dejaron huella…

Con el pasar de los años, aquellos que pasaban cerca del río de Cuevas y los campos donde se encontraba la hacienda, comenzaron a contar historias extrañas acerca de la noche que las monjas desaparecieron: algunos afirmaban escuchar susurros suaves y apacibles provenientes de las cuevas. Otros decían que, por las noches, cuando la luna brillaba, podían ver figuras sombrías caminando lentamente por los pasillos subterráneos, como si estuvieran buscando algo o esperando que alguien las liberara.

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Los habitantes de Cuevas y las comunidades colindantes dicen que un hombre del pueblo, intrigado por las leyendas de los tesoros escondidos en las profundidades de la hacienda, decidió aventurarse en las cuevas. Armado con su valentía y la codicia de riquezas antiguas, descendió y, justo como les pasó a las monjas, nadie lo volvió a ver.

Con el paso del tiempo, varias áreas de la Hacienda El Marqués quedaron en ruinas como un espectro olvidado por los años. La gente del pueblo siguió con su vida, pero las leyendas del lugar jamás se olvidaron.

A menudo, quienes se acercan al río de Cuevas o a las ruinas de la hacienda, aseguran escuchar susurros lejanos, como si las monjas esperaran ser liberadas. Los que lo han intentado ingresar no han regresado y los pocos que hablan sobre el tesoro perdido se recuerdan a sí mismos el costo de la ambición: una ambición que, como la oscuridad de las cuevas, los traga sin dejar rastro.

El Marqués sigue siendo un lugar misterioso. Se cuenta que se escuchan pasos resonando en la noche, la sensación de que alguien observa desde la penumbra y que las voces de las monjas aún laten bajo la superficie, esperando ser escuchadas, esperando ser liberadas…

¿Ya conocías esta historia?

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Cultura

La Ruta Wixárika es ahora Patrimonio Mundial de la UNESCO

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Guanajuato, Gto. – La ruta consta de 20 sitios sagrados y se encuentran ubicados en los estados de Nayarit, Durango, Jalisco, Zacatecas y San Luis Potosí. En dichos lugares se encuentras paisajes de importancia sagrada, vinculadas a las prácticas espirituales, rituales y culturales de los pueblos indígenas wixárika. Además, la ruta atraviesa tres regiones ecológicas relevantes.

Los rituales que se llevan a cabo tiene el fin de mantener las relaciones con los elementos naturales, considerados deidades ancestrales, para asegurar el éxito del ciclo agrícola de la milpa y asegurar el bienestar del pueblo.

Debido a su importancia cultural y al ser una de los caminos más representantes aún en uso de América, esta ruta ya forma parte del patrimonio espiritual intelectual y material de la Humanidad declarada por la UNESCO.

Este reconocimiento fue posible gracias a la colaboración del Consejo Regional Wixárika, ya que ellos consideran el ser reconocidos Patrimonio Mundial como una herramienta de sobrevivencia para su cultura, ya que se le brinda a la zona protección legal internacional.

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Con este nombramiento, México actualmente cuenta con 36 inscripciones en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

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