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Gente

El cruce de la calle Juárez, esquina con Pardo y comienzo de Tepetapa, es un ejemplo de que el mentado PIMUS, Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable, urge para evitar accidentes.

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Los gobiernos que ha tenido Guanajuato en al menos la última década, han mantenido al municipio fuera de la ley, ante la carencia de instrumentos de planeación que le den orden a la ciudad, en cuanto a usos de suelo, crecimiento y desarrollo, en mejora de calidad de vida de sus habitantes.

El punto a tratar en esta nota es la ausencia de un plan de movilidad que analice cada uno de los detalles que representan la diferencia entre un caos vial y un esquema ordenado de movilidad urbana.

Justo este lunes, en una de las esquinas más conflictivas de la zona centro, dos adultos mayores fueron atropellados, y, más allá de lo que los peritos concluyan acerca del accidente, la verdad es que la zona de la calle Juárez, esquina con Pardo y comienzo de Tepetapa, es un ejemplo de que el mentado PIMUS, Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable, urge.

En cuanto a los peatones, toda la zona es de alto riesgo, ya que tienen que torear sobre Juárez vehículos en doble sentido y los provenientes de Pardo. Esto, sobre banquetas estrechas que son ocupadas por comerciantes de subsistencia y un paso peatonal obstruido por puestos ambulantes; ayer el de dulces y garbanzo, hoy nada más el de garbanzos.

El flujo peatonal es continuo y numeroso, y ante la obstrucción de las banquetas, muchos se bajan al arroyo vial, potenciando el riesgo de atropello. Además, los negocios que se encuentran en la parte superior del Hotel Hacienda de Cobos, junto a la Fábrica, movilizan automóviles que usan la banqueta para ingresar y salir, muchas veces de reversa y sin la debida precaución.

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A esto hay que sumarle que sobre Pardo, prácticamente en la esquina, se encuentra una parada de autobuses suburbanos que movilizan a miles de personas todos los días, lo que incrementa el flujo de este conflictivo cruce de calles.

A lo anteriormente dicho también hay que sumarle la falta de cultura cívica de peatones y conductores, la ignorancia de que el Guanajuato el peatón es primero en cruces continuos a la banqueta, y la administración municipal que contribuye al caos con la expedición de permisos sin análisis, ceguera selectiva y falta de voluntad política para sacar los instrumentos de planeación que ya se deben desde hace lustros, como el Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable, que, seguramente cuando esté listo, podrá evitar accidentes como el que sucedió el lunes y el de este martes, contando en dos días 3 atropellados en menos de 15 metros a la redonda en esta conflictiva esquina.

Deneck Inzunza.

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Cultura

Charamuscas: tradición guanajuatense

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Las charamuscas son uno de los dulces más representativos de Guanajuato, no solo por su sabor, sino por la manera en que se han convertido en un símbolo cultural que acompaña la historia y las leyendas de esta ciudad minera.

Su origen se remonta a la época virreinal, cuando la caña de azúcar y el piloncillo eran productos comunes en las cocinas y mercados de la región. Los dulceros guanajuatenses, ingeniosos y atentos a las tradiciones, comenzaron a preparar un caramelo a base de piloncillo, azúcar y mantequilla. Con el tiempo, este dulce no solo se consumió como golosina, sino que se moldeó en figuras humanas, lo que lo convirtió en una expresión de arte popular.

Lo que distinguió a las charamuscas del resto de los dulces de caramelo fue la creatividad de los artesanos que las elaboraban. En Guanajuato, las leyendas, la religiosidad y la presencia de las famosas momias influyeron directamente en su diseño. Así, no tardaron en aparecer charamuscas con forma de personas, de personajes pintorescos de la ciudad y, muy especialmente, de momias que ya desde el siglo XIX habían comenzado a atraer la curiosidad de propios y extraños.

Esta asociación entre las momias y las charamuscas convirtió al dulce en un recuerdo típico que los visitantes podían llevarse después de recorrer las calles, los callejones y los museos de la capital.

Más allá de su aspecto, las charamuscas se volvieron tradicionales porque también fueron parte de la vida cotidiana de los guanajuatenses. En un estado marcado por la minería, donde los trabajadores necesitaban alimentos que les proporcionaran energía rápida, el piloncillo era un ingrediente común en la dieta popular. Consumirlo en forma de dulce era una manera de sobrellevar las jornadas y las charamuscas se convirtieron en un placer accesible y duradero.

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Su venta se fue consolidando en mercados, ferias religiosas y festividades locales, donde los niños y adultos encontraban en ellas no solo un postre, sino también una representación divertida de su cultura.

Hoy en día, las charamuscas siguen ocupando un lugar especial en el corazón de Guanajuato. Su sabor recuerda al caramelo tostado con un dejo de miel, pero lo que verdaderamente las hace únicas es que cada una es una pieza artesanal moldeada a mano, una escultura efímera que se disfruta tanto con la vista como con el paladar. Aunque han surgido variaciones modernas con formas de animales o figuras más contemporáneas, las charamuscas en forma de momia continúan siendo las más buscadas, sobre todo por los turistas que visitan el Museo de las Momias o recorren los pasillos del Festival Internacional Cervantino.

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Gente

Premian a Samantha Smith por defensa de derechos humanos en niños, niñas y adolescentes: mientras Guanajuato arrastra crisis ambiental

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La alcaldesa Samantha Smith recibió en Ciudad de México el Premio Alcaldes de México 2025 por supuestas buenas prácticas en derechos humanos, prevención de violencia de género, igualdad laboral y políticas en favor de niñas y adolescentes.

El galardón reconoce a gobiernos locales en los rubros de Gobernanza, Servicios Públicos y Calidad de Vida, colocando a Guanajuato capital como “referente nacional” en materia de inclusión. Sin embargo, la distinción llega en un momento en que la ciudad enfrenta una crisis ambiental y de servicios públicos que contradice el discurso de buenas prácticas.

Mientras Smith es celebrada por programas como Caravanas Violeta, Policía de Género y Espacio Violeta, la realidad cotidiana exhibe otra cara: el tiradero municipal de Guanajuato, ubicado en la carretera libre Guanajuato-Silao, a la altura de Santa Teresa, ha sobrepasado su capacidad.

Invade terrenos ejidales sin liquidar deudas que alcanzan hasta 1.2 millones de pesos por parcela y opera fuera de la normatividad ambiental. Desde 2023, cuando un incendio devastó más de 40 hectáreas, contaminó suelos y afectó la salud de cientos de personas, los tribunales ordenaron su clausura.

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En 2025, un juez federal reiteró el cierre del basurero en un plazo máximo de 12 meses y la construcción de un nuevo sitio conforme a la NOM-083-SEMARNAT-2003. Aun así, el Ayuntamiento intenta postergar la medida argumentando pérdidas patrimoniales.

La contradicción es evidente: se reconoce a la alcaldesa por servicios públicos mientras colonias como Cerro Trozado padecen tiraderos ilegales, fauna nociva y focos de infección tras la retirada de tolvas municipales. A esto se suma que la administración destinó 85 millones de pesos a seguridad y turismo sin claridad sobre su ejecución, mientras posterga inversiones urgentes en infraestructura ambiental.

El premio a Samantha Smith no borra los episodios de humo, cenizas y protestas vecinales que han marcado su administración. Al contrario, subraya una paradoja: se presume la defensa de derechos humanos de niños, niñas y adolescentes los cuales se pueden ver en el centro histórico de la ciudad trabajando hasta altas horas de la noche, al mismo tiempo que se vulnera el derecho básico a un ambiente sano.

Guanajuato, ciudad Patrimonio de la Humanidad, vive bajo la sombra de basureros ilegales, incendios recurrentes, deudas ejidales y fallas en servicios públicos. Mientras el turismo, una de las principales fuentes de ingreso, observa con preocupación la contradicción entre la propaganda y la realidad.

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De no atenderse con seriedad estas problemáticas, habrá clausura definitiva del tiradero, pago justo a ejidatarios y un plan integral de gestión de residuos, el galardón será recordado más como un maquillaje político que como un verdadero reconocimiento a la eficacia municipal.

Cronología crítica del tiradero municipal

2015–2022: El tiradero opera fuera de norma y sobrepasa su capacidad.

1 de mayo 2023: Incendio arrasa más de 40 hectáreas; se declara contingencia ambiental, se aplica el Plan DN-III.

Mayo 2023: Ciudadanos presentan amparo por violaciones al derecho a un medio ambiente sano.

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25 de abril 2025: Incendio en un baldío cercano al tiradero reaviva la preocupación social.

26 de agosto 2025: Se difunde un rumor de incendio en el tiradero; el gobierno municipal lo desmiente.

Agosto 2025: Juez federal ordena clausura del tiradero en 12 meses y construcción de un nuevo relleno conforme a norma.

Agosto 2025: Samantha Smith recibe el premio nacional por derechos humanos y servicios públicos.

Recuadro de contraste presupuestal

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85 millones de pesos → Seguridad y turismo (2025).

0 inversión clara → Nueva celda o relleno sanitario conforme a norma.

+12 hectáreas → Ejidos invadidos por el tiradero.

40 hectáreas → Superficie devastada en el incendio de 2023.

12 meses → Plazo judicial para cerrar el tiradero.

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Guanajuato: primer lugar en homicidios de mujeres, pero feminicidios quedan invisibles

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Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), 224 mujeres fueron asesinadas en el estado, lo que equivale al 17.6% del total nacional. La cifra lo coloca por encima de Baja California (117 casos) y Estado de México (107), concentrando entre los tres más del 35% de los crímenes en todo el país.

Lo alarmante es que, pese a la magnitud de la violencia, solo siete asesinatos han sido reconocidos como feminicidios. Es decir, más de 200 muertes de mujeres quedan clasificadas únicamente como homicidios dolosos, ignorando el trasfondo de violencia de género que atraviesa cada caso.

Este subregistro evidencia no solo un vacío en la procuración de justicia, sino también un patrón de negación institucional frente a la realidad que viven las mujeres guanajuatenses.

El SESNSP precisa que la mayoría de las víctimas eran mayores de 18 años (171), pero también se registraron nueve niñas y adolescentes asesinadas, además de 44 casos donde no se especifica la edad. Pese a la gravedad, julio con 23 víctimas fue reportado como uno de los meses “menos violentos”, una cifra que refleja la normalización de la tragedia.

Organizaciones de mujeres y especialistas en seguridad han señalado que esta disparidad en las clasificaciones distorsiona las políticas públicas y reduce el acceso a la justicia para las víctimas y sus familias. En un estado que lidera en homicidios de mujeres, pero que se resiste a nombrarlos feminicidios, la impunidad no solo persiste: se institucionaliza.

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