Gente
Junio no es solo arcoíris: es memoria y resistencia
Guanajuato. 06 junio 2025.– Cada junio las redes sociales se llenan de logos con arcoíris, empresas lanzan colecciones “inclusivas” y las calles se adornan con banderas LGBT+. Es fácil pensar que el Mes del Orgullo es una fiesta, una especie de carnaval de la diversidad, pero detrás de cada desfile, cada abrazo y cada pancarta hay una historia de lucha que no podemos olvidar.
Junio no es solo celebración: es memoria. Es resistencia.
El Mes del Orgullo nace de una revuelta. La madrugada del 28 de junio de 1969, la policía irrumpió violentamente en el bar Stonewall Inn, en Nueva York, un lugar frecuentado por personas LGBT+ que no tenían otro espacio donde existir con relativa libertad. Aquella noche, por primera vez, no hubo silencio. Hubo gritos, empujones, piedras y rabia. Una rabia legítima, acumulada por años de humillaciones, persecución y miedo. Quienes encabezaron esa rebelión no fueron celebridades ni figuras respetables a los ojos del sistema, pues se trataba de personas racializadas, pobres, trans, travestis, marginadas.
Un año después, en 1970, se realizó la primera marcha del orgullo como una forma de recordar que la lucha no había terminado. Desde entonces, junio se convirtió en un mes para alzar la voz, no solo para mostrar colores.
Es cierto que hoy podemos celebrar avances: el matrimonio igualitario, leyes de identidad de género, mayor visibilidad. Pero también es cierto que la discriminación sigue viva, aunque más sutil, más maquillada.
El problema es que, en muchos casos, la simbología del Orgullo ha sido convertido en un producto más del mercado. Se nos invita a “ser nosotros mismos” mientras se ignora que muchas personas LGBT+ siguen siendo asesinadas, echadas de casa, discriminadas en escuelas y trabajos. El sistema tolera lo diverso, siempre y cuando no incomode, no se organice, no cuestione lo establecido.
Por eso es tan urgente recordar que junio no es solo una fecha en el calendario: es un símbolo político. Es el eco de quienes gritaron cuando nadie más quería escuchar. Es la memoria de quienes no sobrevivieron para ver lo que hoy llamamos “visibilidad”. Y es, sobre todo, un compromiso: con la dignidad, con la justicia, y con las identidades que aún luchan por existir sin miedo.
Así que sí, celebremos. Pero también incomodemos. Recordemos que el orgullo, antes que alegría, fue rabia. Y que, sin memoria, cualquier bandera se vuelve decoración.
Gente
Aumento en el precio de las licencias de conducir para este 2026
Los costos de las licencias de conducir en el estado de Guanajuato aumentarán a partir del 1 de enero de 2026, luego de que el Congreso local aprobara los ajustes contemplados en la Ley de Ingresos para el próximo ejercicio fiscal.
El incremento forma parte de una actualización general de derechos y servicios públicos, entre ellos los trámites vehiculares.
De acuerdo con las tarifas aprobadas, los aumentos varían según el tipo de licencia y su vigencia. En el caso de las licencias para automovilistas particulares, los incrementos rondan el 20 por ciento. La licencia con vigencia de dos años pasará de aproximadamente 780 pesos a 936 pesos, lo que representa un aumento del 20 por ciento. La de tres años subirá de cerca de 991 a 1 189 pesos, con un incremento cercano al 20 por ciento, mientras que la de cinco años aumentará de alrededor de 1 198 a 1 420 pesos, es decir, un alza de aproximadamente 18.5 por ciento.
Para las licencias destinadas a vehículos de carga o de mayor capacidad, los ajustes también se mantienen en niveles similares. La licencia de dos años pasará de 834 a 1 001 pesos, un incremento de poco más del 20 por ciento. La de tres años subirá de 1 000 a 1 200 pesos, mientras que la de cinco años aumentará de 1 292 a 1 550 pesos, lo que representa un alza cercana al 20 por ciento.
El aumento más significativo se presenta en las licencias para motociclistas. En este caso, los incrementos oscilan entre el 28 y más del 65 por ciento. La licencia de dos años pasará de 376 a 481 pesos, con un aumento de casi 28 por ciento. La de tres años subirá de 413 a 661 pesos, lo que representa un incremento aproximado del 60 por ciento. La de cinco años, una de las más solicitadas, pasará de 576 a 954 pesos, con un aumento de alrededor del 65 por ciento.
Otros trámites relacionados también registrarán incrementos. La reposición o duplicado de licencia aumentará de 248 a 298 pesos, lo que equivale a un alza cercana al 20 por ciento.
Las autoridades estatales han señalado que estos ajustes responden a la necesidad de actualizar tarifas que se habían mantenido sin cambios relevantes durante varios años y que ya no reflejaban los costos reales del servicio ni la inflación acumulada. Además, se argumenta que el aumento permitirá fortalecer la recaudación estatal sin crear nuevos impuestos, así como homologar los costos locales con los de otras entidades del país.
Ante el anuncio, algunos automovilistas y motociclistas han optado por adelantar la renovación de sus licencias antes de que entren en vigor las nuevas tarifas. El incremento se suma a otros ajustes previstos para 2026 en trámites vehiculares, reflejando una tendencia de actualización de costos administrativos que tendrá un impacto directo en la economía cotidiana de los conductores.
Cultura
Jardín Unión: el corazón del centro histórico
El Jardín Unión es uno de los espacios públicos más emblemáticos de Guanajuato capital y un punto central en la vida social, cultural y urbana de la ciudad
Su origen está directamente relacionado con el antiguo Convento de San Diego de Alcalá, fundado en el siglo XVII por la orden franciscana. Durante la época colonial, el terreno que hoy ocupa el jardín formaba parte del atrio y de las huertas del convento, por lo que no existía aún como plaza pública.
La transformación del espacio comenzó en la segunda mitad del siglo XIX, tras la aplicación de las Leyes de Reforma. Con la exclaustración de las órdenes religiosas y la desamortización de bienes eclesiásticos, el convento de San Diego fue parcialmente demolido y sus terrenos pasaron a manos civiles. Fue entonces cuando surgió la necesidad de crear un espacio abierto que respondiera a las nuevas dinámicas urbanas y sociales de Guanajuato.
El jardín fue formalmente creado en la década de 1860 y recibió el nombre de Jardín Unión como símbolo del proyecto liberal que buscaba reforzar la idea de cohesión nacional tras años de conflictos políticos y sociales. Desde sus primeros años, el lugar se concibió como un punto de reunión cívica y recreativa, en contraste con su pasado estrictamente religioso. Su traza se adaptó al terreno irregular y se incorporaron bancas, áreas ajardinadas y caminos para el paseo peatonal.


A finales del siglo XIX y principios del XX, durante el Porfiriato, el Jardín Unión adquirió la fisonomía que en gran medida conserva hasta hoy. En este periodo se colocaron kioscos, se mejoró la jardinería y se reforzó su papel como centro de convivencia social. Su ubicación estratégica, frente al Templo de San Diego y junto al Teatro Juárez, inaugurado en 1903, consolidó al jardín como el corazón cultural de la ciudad.
A lo largo del siglo XX, el Jardín Unión fue escenario de eventos cívicos, conciertos, celebraciones oficiales y encuentros cotidianos. Se convirtió en un espacio donde convivían estudiantes, familias, comerciantes y visitantes, reflejando la diversidad social de Guanajuato. Con el crecimiento del turismo, el jardín también asumió un papel protagónico como punto de referencia para visitantes nacionales y extranjeros.


Hoy, el Jardín Unión representa la síntesis de varias etapas históricas de la ciudad: el pasado conventual colonial, la transformación liberal del siglo XIX y la vocación cultural de Guanajuato contemporáneo. Más que un espacio verde, es un símbolo de identidad urbana y un testigo permanente de la evolución social, política y cultural de la capital, donde la vida cotidiana sigue desarrollándose al ritmo de su historia.
Cultura
Mercado embajadoras: un espacio comercial tradicional
El Mercado de Embajadoras es uno de los espacios comerciales tradicionales de Guanajuato capital y forma parte del proceso de modernización urbana que vivió la ciudad a finales del siglo XIX y principios del XX. Su historia está estrechamente vinculada al crecimiento de los barrios ubicados al sur del centro histórico y a la necesidad de ordenar el comercio popular en una zona que comenzaba a consolidarse como área habitacional y de tránsito.
El nombre de Embajadoras proviene del Paseo de las Embajadoras, vialidad histórica que corre paralela al cauce del antiguo río de Guanajuato. El término se relaciona con las “embajadas” o muros de contención construidos para encauzar el río y proteger las zonas urbanas de las constantes inundaciones que afectaron a la ciudad durante siglos. Con el tiempo, esta denominación se popularizó y terminó identificando tanto al paseo como al barrio y, posteriormente, al mercado.
La construcción del mercado se dio durante el Porfiriato, periodo caracterizado por la edificación de infraestructura pública destinada a mejorar la higiene, el abasto y la imagen urbana. El Mercado de Embajadoras fue inaugurado a inicios del siglo XX, alrededor de 1908, como parte de una política que buscaba sustituir los antiguos tianguis al aire libre por edificios formales que permitieran un mayor control sanitario y administrativo del comercio.
Desde su apertura, el mercado se convirtió en un punto fundamental para el abastecimiento de productos básicos, alimentos frescos y mercancías para los habitantes de los barrios cercanos. A diferencia de otros mercados más grandes o monumentales de la ciudad, Embajadoras mantuvo un carácter barrial, atendiendo principalmente a la población local y consolidándose como un espacio de convivencia cotidiana.
A lo largo del siglo XX, el mercado ha experimentado diversas transformaciones. Ha sido objeto de remodelaciones y adecuaciones para responder a las nuevas necesidades comerciales y sanitarias, aunque su función original se ha mantenido. Estos cambios reflejan la evolución de la vida urbana de Guanajuato y la adaptación de sus espacios tradicionales frente al crecimiento de la ciudad y la modernización del comercio.
Hoy, el Mercado de Embajadoras conserva su valor histórico y cultural como uno de los centros de abasto más antiguos en funcionamiento en la capital. Más allá de su actividad comercial, representa la memoria de una etapa en la que Guanajuato buscó ordenarse, protegerse de las inundaciones y ofrecer espacios públicos acordes con las ideas de progreso de principios del siglo XX.
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