

Municipios
El diputado Ricardo Ferro exige rendición de cuentas por la contaminación de la Presa Allende.
La superficie verde que flota sobre la presa Ignacio Allende, en el municipio de San Miguel de Allende, parece un jardín sereno visto desde lejos. Pero esa alfombra de lirio acuático no es más que el síntoma visible de una herida profunda: la negligencia institucional frente a un crecimiento urbano sin control y una infraestructura ambiental a la deriva.

Desde el Congreso del Estado de Guanajuato, el diputado Ricardo Ferro Baeza lanzó una exigencia directa al gobierno municipal de San Miguel de Allende: rendir cuentas claras sobre el tratamiento de aguas residuales en los desarrollos urbanos del municipio. La proliferación del lirio acuático, explica, no es un fenómeno natural sino el resultado de una contaminación sostenida por descargas cargadas de nutrientes, consecuencia directa de la falta de plantas tratadoras en fraccionamientos, desarrollos y establecimientos.
El exhorto que presentó en tribuna va dirigido al presidente municipal Mauricio Trejo Pureco, a quien solicita instruir tanto a la Dirección de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Territorial como al Sistema de Agua Potable y Alcantarillado (SAPASMA), para que entreguen un informe puntual. Se requiere saber cuántos desarrollos cuentan con plantas tratadoras, cuántos no, y en este último caso, cuáles son las razones por las que no han cumplido con esta obligación establecida en el reglamento municipal.
El legislador de Morena no deja lugar a dudas: el crecimiento urbano desordenado ya está cobrando una factura ambiental, y la presa Allende es el espejo donde se refleja la falta de planeación y de cumplimiento de la ley. Desde su posición como vocal de la Comisión de Medio Ambiente, Ferro ha trabajado en una agenda clara para rescatar este importante cuerpo de agua, alertando sobre cómo la contaminación compromete no solo la biodiversidad, sino también el uso agrícola, recreativo y la salud pública.
Detrás del punto de acuerdo presentado, hay una postura firme: la ciudadanía tiene derecho a respuestas y el Congreso está facultado para exigirlas. El lirio no debe ser visto como un paisaje pintoresco, sino como un recordatorio urgente de lo que ocurre cuando se permite que el desarrollo avance sin responsabilidad ambiental.
Guanajuato Capital
De ciudad colonial segura a escenario de miedo: crece la percepción de inseguridad en Guanajuato capital.

Hace apenas unos años, caminar por las calles de Guanajuato capital era sinónimo de tranquilidad. El eco de los estudiantes, la algarabía de los turistas y el aroma del café local se mezclaban con esa certeza casi inquebrantable de que nada malo pasaría. Pero hoy, algo ha cambiado. El miedo se instaló y ya no se va.

La percepción de inseguridad se ha disparado. De acuerdo con datos oficiales, en marzo de 2024 el 61.9% de la población se sentía insegura. Un año después, esa cifra aumentó al 71.2%. Prácticamente tres de cada cuatro habitantes caminan con desconfianza, revisan dos veces la cerradura y evitan salir de noche. Lo que antes era excepcional, ahora es cotidiano.
Los relatos se acumulan como una crónica que nadie quiere escribir. Un estudiante asaltado al salir de clase. Una familia despojada de sus pertenencias mientras paseaba por el centro histórico. Un turista que soñaba con conocer la ciudad de los túneles, las momias los callejones y el mirador del Pípila, pero se llevó de regreso una experiencia marcada por el susto.
La violencia, antes esporádica, ya no distingue entre barrios, horarios ni ocupaciones. Comerciante, visitante, profesionista o campesino: todos, en algún momento, han sentido la sombra de la inseguridad. Y eso, en una ciudad Patrimonio de la Humanidad, pesa.
El diputado local Ernesto Millán Soberanes lo ha denunciado previamente con claridad: Guanajuato capital lidera delitos como robo a casa habitación, a comercio, a transeúntes y violaciones. Sólo en el último año, se presentaron más de 5 mil denuncias por diversos delitos, una cifra que evidencia una crisis más allá de la percepción.
Millán advirtió que no sólo la zona urbana está en riesgo. Las comunidades rurales viven el mismo abandono, expuestas a la violencia sin respaldo institucional. Contrario a lo que afirman las autoridades municipales, asegura que la capital y sus alrededores atraviesan uno de los momentos más inseguros de su historia reciente.
Y mientras las cifras suben, la confianza ciudadana se desploma. Guanajuato sigue siendo hermoso, sí. Pero para muchos, ya no se siente igual. Lo que se pierde no es sólo la seguridad, es la paz de saberse en casa.
Guanajuato Capital
El Panteón de Santa Paula: Entre la historia y el abandono institucional.

En lo más alto de un cerro, justo al poniente del corazón de Guanajuato, existe un recinto sagrado… pero olvidado. Un lugar donde el tiempo se detuvo, donde la muerte no significa desaparición, sino permanencia. Donde los cuerpos no se descomponen… se transforman.
Este es el Panteón Municipal de Santa Paula, el sitio que dio origen a las famosas momias de Guanajuato… y cuya historia real, pocos conocen.

Fue un 13 de marzo de 1861 cuando este panteón abrió oficialmente sus puertas. Desde ese día, ha cumplido una labor silenciosa y abnegada: recibir a los muertos de todas las clases sociales, generaciones enteras de guanajuatenses que encontraron ahí su último lecho.
Pero Santa Paula no es un panteón común. Hay algo más… algo inusual.
En una de sus alas ocurrió y sigue ocurriendo un fenómeno extraño: los cuerpos enterrados ahí no se pudren. Se momifican de forma natural. Nadie sabe con certeza por qué. Se habla de la composición del suelo, de la temperatura, de la ventilación… pero la verdad es que el misterio sigue tan vivo como los ojos de algunas momias que aún parecen mirar.
Al principio, las momias se exhibían justo ahí, en las entrañas del panteón. Los visitantes bajaban a las catacumbas, caminaban entre pasillos estrechos, y se encontraban con cuerpos erguidos, recargados en los muros. Algunos parecían haber muerto ayer. Otros, como si nunca hubieran muerto.
Con el tiempo, estos restos fueron trasladados al ahora famoso Museo de las Momias de Guanajuato. Pero su origen, su cuna, su casa… sigue siendo Santa Paula.
Este panteón ocupa cerca de 17 hectáreas. Tiene forma rectangular, como si fuera una ciudad amurallada. Sus muros son de piedra roja sedimentaria, la misma que forman los cerros de la cañada. Desde fuera, no se ve nada. No tiene puertas ni ventanas laterales. Nada que permita espiar a la muerte desde el exterior.
Dentro de sus muros, hay 10,700 tumbas, entre fosas y gavetas, construidas con técnicas y estilos tan variados como las épocas que han pasado. El panteón entero es un jardín fúnebre: la memoria en forma de arquitectura. Ahí descansan generaciones enteras, de ricos y pobres, políticos y obreros, desconocidos y personajes históricos.
En el siglo XX, la zona que rodea el panteón vivió un auge urbanístico por la llegada del ferrocarril al barrio de Tepetapa. Las vías del progreso pasaron cerca… pero no por dentro.
Hoy, sin embargo, ese esplendor se ha desvanecido. Las viviendas populares han invadido la fachada sur, pegándose a sus muros como en un abrazo forzado. Y aunque su importancia histórica y artística es innegable, el abandono institucional lo ha dejado al borde del colapso.
Las señales del deterioro son evidentes: la cantera y el conglomerado rojo que alguna vez lo vistieron con orgullo, hoy se desprenden a pedazos. No hay restauración, solo parches. Intervenciones improvisadas que no respetan ni su historia ni su arquitectura.
Guanajuato
El nuevo fraccionamiento, “La Cucursola” es bastante complicado y genera opiniones encontradas.

Por un lado, Juan Carlos Delgado Zárate Director del IMPLAN, defiende que todo está en orden y que hay permisos válidos para la construcción.

Por otro lado, Ernesto Milán Soberanes Diputado por el partido de Morena, plantea serias preocupaciones sobre la legalidad de esos permisos y el impacto ambiental que podría tener el desarrollo.
Es comprensible que haya inquietudes sobre la transparencia y la legalidad en este tipo de proyectos, especialmente cuando se trata de suelo forestal.
Mientras que el permiso de la comisión del agua y medio ambiente fue firmado positivamente por el Ing. José Lara Lona, secretario de la comisión del agua y medio ambiente, de competencia municipal este 7 de febrero de 2025.
La SEMARNAT aseguró no haber recibido ningún trámite de solicitud de autorización de uso de cambio de suelo en especifico ninguno denominado “la Cucursola”.
La falta de un letrero que indique “propiedad privada” no impide que las investigaciones periodísticas se den, solo a la entrada de la construcción y las acciones de intimidación hacia los periodistas también son aspectos preocupantes que merecen atención.
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