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Guanajuato Capital

El Panteón de Santa Paula: Entre la historia y el abandono institucional.

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En lo más alto de un cerro, justo al poniente del corazón de Guanajuato, existe un recinto sagrado… pero olvidado. Un lugar donde el tiempo se detuvo, donde la muerte no significa desaparición, sino permanencia. Donde los cuerpos no se descomponen… se transforman.
Este es el Panteón Municipal de Santa Paula, el sitio que dio origen a las famosas momias de Guanajuato… y cuya historia real, pocos conocen.

Fue un 13 de marzo de 1861 cuando este panteón abrió oficialmente sus puertas. Desde ese día, ha cumplido una labor silenciosa y abnegada: recibir a los muertos de todas las clases sociales, generaciones enteras de guanajuatenses que encontraron ahí su último lecho.

Pero Santa Paula no es un panteón común. Hay algo más… algo inusual.

En una de sus alas ocurrió y sigue ocurriendo un fenómeno extraño: los cuerpos enterrados ahí no se pudren. Se momifican de forma natural. Nadie sabe con certeza por qué. Se habla de la composición del suelo, de la temperatura, de la ventilación… pero la verdad es que el misterio sigue tan vivo como los ojos de algunas momias que aún parecen mirar.

Al principio, las momias se exhibían justo ahí, en las entrañas del panteón. Los visitantes bajaban a las catacumbas, caminaban entre pasillos estrechos, y se encontraban con cuerpos erguidos, recargados en los muros. Algunos parecían haber muerto ayer. Otros, como si nunca hubieran muerto.

Con el tiempo, estos restos fueron trasladados al ahora famoso Museo de las Momias de Guanajuato. Pero su origen, su cuna, su casa… sigue siendo Santa Paula.

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Este panteón ocupa cerca de 17 hectáreas. Tiene forma rectangular, como si fuera una ciudad amurallada. Sus muros son de piedra roja sedimentaria, la misma que forman los cerros de la cañada. Desde fuera, no se ve nada. No tiene puertas ni ventanas laterales. Nada que permita espiar a la muerte desde el exterior.

Dentro de sus muros, hay 10,700 tumbas, entre fosas y gavetas, construidas con técnicas y estilos tan variados como las épocas que han pasado. El panteón entero es un jardín fúnebre: la memoria en forma de arquitectura. Ahí descansan generaciones enteras, de ricos y pobres, políticos y obreros, desconocidos y personajes históricos.

En el siglo XX, la zona que rodea el panteón vivió un auge urbanístico por la llegada del ferrocarril al barrio de Tepetapa. Las vías del progreso pasaron cerca… pero no por dentro.

Hoy, sin embargo, ese esplendor se ha desvanecido. Las viviendas populares han invadido la fachada sur, pegándose a sus muros como en un abrazo forzado. Y aunque su importancia histórica y artística es innegable, el abandono institucional lo ha dejado al borde del colapso.

Las señales del deterioro son evidentes: la cantera y el conglomerado rojo que alguna vez lo vistieron con orgullo, hoy se desprenden a pedazos. No hay restauración, solo parches. Intervenciones improvisadas que no respetan ni su historia ni su arquitectura.

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Cultura

La época cristera en Guanajuato capital

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La llamada Guerra Cristera fue un conflicto armado y religioso que marcó a México entre 1926 y 1929, aunque en algunos lugares se prolongó hasta los primeros años de la década de 1930. El origen se encuentra en la aplicación de la Ley Calles, promovida por el presidente Plutarco Elías Calles, que buscaba limitar la influencia de la Iglesia católica en la vida pública del país. Esta legislación prohibía procesiones, restringía el número de sacerdotes, cerraba templos y escuelas religiosas, e imponía sanciones a quienes desobedecieran.

En un país donde la mayoría de la población era profundamente católica, estas medidas se interpretaron como un ataque directo a la fe y a la identidad cultural del pueblo. La respuesta fue una rebelión popular, integrada en su mayoría por campesinos, artesanos y sectores medios, quienes se levantaron en armas bajo el lema “¡Viva Cristo Rey!”.

El estado de Guanajuato fue uno de los epicentros del conflicto junto con Jalisco, Michoacán y Colima. Sus comunidades rurales se convirtieron en escenarios de enfrentamientos constantes entre cristeros y fuerzas federales. La capital del estado, aunque no fue escenario de batallas campales como otras zonas rurales, vivió de manera intensa las tensiones sociales y religiosas derivadas del conflicto.

En Guanajuato capital se aplicaron las disposiciones anticlericales:

  • Se ordenó el cierre de templos y conventos, lo que alteró la vida religiosa cotidiana.
  • Las procesiones y festividades religiosas quedaron prohibidas.
  • Hubo persecución contra sacerdotes y laicos que organizaban o practicaban actos de culto.
  • Familias católicas participaron en la resistencia, ofreciendo apoyo en secreto a los cristeros de las regiones cercanas.

La ciudad, con su fuerte tradición minera y artesanal, también resintió las consecuencias económicas de la inestabilidad: disminución del comercio, miedo a las represalias y migración hacia lugares más seguros.

  1. Sociales y culturales
    • La fe católica se vivió en la clandestinidad, lo que reforzó la religiosidad popular.
    • Se generó un sentimiento de desconfianza hacia las autoridades federales.
    • Algunos sacerdotes y laicos de Guanajuato fueron perseguidos o ejecutados, quedando en la memoria local como mártires.
  2. Políticas
    • El conflicto consolidó en Guanajuato un perfil político conservador y católico, que influiría en la vida pública del estado durante el resto del siglo XX.
    • La tregua alcanzada en 1929 entre el gobierno federal y la Iglesia no borró de inmediato las heridas: en la capital persistió por años una tensión latente entre el poder civil y la autoridad religiosa.
  3. Económicas
    • La guerra interrumpió la vida productiva y comercial de la ciudad.
    • Algunas familias fueron desplazadas, y la actividad económica se vio afectada por el clima de persecución y miedo.

En Guanajuato capital, la época cristera no se manifestó en grandes batallas armadas, pero sí en una atmósfera de represión, resistencia y clandestinidad. La imposición de la Ley Calles alteró profundamente la vida cotidiana, tocando lo más íntimo de la identidad social: la práctica religiosa. Este periodo dejó una huella duradera en la ciudad, reforzando la devoción católica que hasta hoy caracteriza a sus habitantes y marcando la memoria histórica de una comunidad que vivió entre la fe, el miedo y la resistencia.

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Cultura

¿Sabes cuál es el origen del nombre del callejón de los angelitos?

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Guanajuato entró al siglo XIX de forma trágica… pues sufrió varias hambrunas provocadas por guerras, sequías y el colapso del sistema agrícola, además de políticas pobres y una alarmante falta de planificación.

La Guerra de Independencia y otros conflictos dejaron los campos abandonados, dañando gravemente la producción de alimentos, especialmente de maíz. A esto se le suma la sequía que desató hambre, enfermedades y migraciones masivas.

Muchas personas murieron, pero lo más desgarrador fue la pérdida de miles de infantes. Fue entonces cuando la historia nos dejó como legado, el callejón de los Angelitos: un estrecho paso por donde hombres y mujeres valientes llevaban en brazos a sus pequeños fallecidos, devolviéndolos con dolor a la tierra que los vio nacer, rumbo al panteón de Santa Paula.

El nombre original del camposanto era Santa Eulalia, inaugurado en marzo de 1861. Más tarde, su nombre cambió a Santa Paula.

Este panteón, por razones naturales y aún misteriosas, es el lugar donde se forman las famosas momias de Guanajuato y este callejón, que hoy contemplamos, era el último recorrido de un “angelito”, es decir, el cuerpecito de un niño.

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Para hacer más llevadero ese paso fúnebre, el recorrido era acompañado por pirotecnia o cuetes que iluminaban el camino hacia la “recamarita”, un espacio especial dentro del panteón reservado para los angelitos.

En 2024, el Callejón de los Angelitos fue restaurado. Hoy luce un colorido deslumbrante que, en opinión de muchos, lo convierte en uno de los rincones más hermosos y conmovedores de Guanajuato capital. Un lugar que tienes que ver.

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Guanajuato Capital

Gobierno de Samantha Smith omite crisis de maltrato animal en Guanajuato capital y deja la carga a rescatistas

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Mientras otras ciudades del estado avanzan en la construcción de políticas de bienestar animal, en la capital gobierna la indiferencia. El gobierno municipal de Samantha Smith Gutiérrez fue acusado directamente por colectivos y rescatistas de protección animal de ignorar las denuncias de maltrato, abandonar programas de prevención y condenar a la ciudad a retroceder en materia de derechos de los animales.

En un oficio entregado al Ayuntamiento, asociaciones como Colectivo Los Nahuales, Tlacuatzin Rescue, SEA Adopciones y Rescate de Animales, Perros Perdidos de Guanajuato Capital, Adopta Guanajuato y rescatistas independientes señalaron que, pese a que desde 2021 está vigente la Ley de Protección Animal del Estado de Guanajuato, la administración de Smith no ha cumplido con su aplicación ni ha impulsado el reglamento municipal

correspondiente. El Consejo de Protección Animal, creado hace más de cuatro años, sigue inoperante bajo su gobierno, y durante los dos periodos de su esposo y ex presidente, Alejandro Navarro.

La crítica más fuerte recae sobre el Hospital Veterinario Municipal del (CECAA), al que acusan de haber dejado de realizar esterilizaciones gratuitas, de no impulsar campañas masivas de prevención y de deslindarse de la reducción del abandono, tarea que ahora recae únicamente en rescatistas independientes.

Para los colectivos, resulta una contradicción que el gobierno municipal cierre los ojos ante la crisis de abandono animal mientras se normalizan espectáculos con sufrimiento y violencia como corridas de toros, peleas de gallos y eventos permanentes con pirotecnia.

Lejos de reconocer el esfuerzo de quienes han dedicado años a enfrentar la sobrepoblación y el maltrato, se les ha descalificado llamándolos “rescatistas radicales”. Sin embargo, lo único que exigen es que la autoridad cumpla con la ley y asuma sus responsabilidades.

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Las demandas son claras:

Definir políticas públicas reales que protejan a los animales como seres sintientes.

Reconocer la experiencia de los rescatistas que han suplido la falta de autoridad.

Ejecución de campañas intensivas de esterilización gratuitas, aplicación de sanciones a maltratadores y promoción de la tutoría responsable.

Los firmantes recalcaron que cada día de omisión del gobierno municipal representa más sufrimiento animal y más retrocesos en justicia social, dejando en evidencia que la capital del estado avanza en sentido contrario a los principios de respeto y bienestar.

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Seguridad

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