

Guanajuato Capital
La desacreditación de un movimiento pacífico que exige la destitución del gobierno municipal de Guanajuato representa una grave amenaza a los principios democráticos y a la participación ciudadana consagrados en la Constitución
La libre expresión, protesta pacífica es una forma legítima democrática, sobre todo cuando las vías institucionales no han dado respuesta a demandas populares concretas, como puede ser la mala gestión, la corrupción, el abandono de los servicios públicos o decisiones arbitrarias que afectan directamente a la población.
Históricamente, los movimientos pacíficos han sido agentes clave del cambio político y social.
Desde la lucha por la independencia hasta la exigencia de transparencia en gobiernos locales.
En Guanajuato, una ciudad con una profunda tradición de resistencia y civismo, deslegitimar la voz organizada del pueblo no solo va en contra de la historia misma de la ciudad, sino que refuerza un modelo autoritario que teme al disenso.
La desacreditación mediática o política de estos movimientos, al acusarlos falsamente de envidia, desinformación o intereses partidistas sin pruebas claras, busca desmovilizar a la ciudadanía y criminalizar el derecho a disentir.
Esta estrategia erosiona la confianza en las instituciones y acentúa el desgaste democrático, provocando una fractura entre el gobierno y el pueblo al que se debe servir.
Por ello, cualquier intento de desacreditar un movimiento pacífico no debe verse como un acto aislado, sino como una señal de alarma sobre el estado de la democracia local, y debe ser denunciado y documentado por medios, académicos, defensores de derechos humanos y la sociedad civil organizada.
El sistema de noticias de TV Guanajuato, informa que el cierre de calles, debido al evento por el aniversario del medio de comunicación, tv4 y la presentación del grupo Cañaveral, en la plaza de La Paz y la desacreditación pospone la marcha pacífica.

Me retiro no sin antes mencionar que esto no habrá de cancelarse, si no de posponerse para actuar con mayor fuerza.
Guanajuato
Otra vez el humo: nuevo incendio cerca del tiradero reaviva el temor por la crisis ambiental en Guanajuato capital.

Una espesa nube gris cubrió este viernes el cielo de Guanajuato capital, reavivando los peores recuerdos de mayo de 2023, cuando el tiradero municipal ardió por días y dejó a la ciudad atrapada en gases tóxicos. Esta vez, el fuego no brotó dentro del sitio oficial de disposición de residuos, pero sí muy cerca, en un predio convertido en tiradero clandestino.

El reloj marcaba las dos y media de la tarde cuando las primeras llamadas de alerta en Tv Guanajuato comenzaron a sonar. Vecinas y vecinos de colonias cercanas al basurero encendieron las alarmas: el humo era visible desde distintos puntos de la ciudad. Las memorias del desastre ambiental del año pasado volvieron con fuerza. El aire se volvió denso, irrespirable. La incertidumbre se apoderó de nuevo de las calles.
Minutos después, unidades de emergencia comenzaron a arribar. Bomberos, Protección Civil y hasta pepenadores del propio tiradero municipal trabajaron codo a codo para contener el fuego. Durante casi dos horas, la batalla fue contra las llamas… y contra la negligencia.
Porque aunque esta vez el fuego no alcanzó al sitio oficial, eso no lo hace menos grave. En el terreno baldío donde comenzó el siniestro había todo tipo de residuos: basura doméstica, colchones, sillones, ramas secas. El lugar sin ningún tipo de control ni vigilancia operaba como un vertedero clandestino a plena vista, una bomba de tiempo que tarde o temprano iba a encenderse. Y se encendió.

Mientras tanto, en las casas cercanas, familias cerraban puertas y ventanas en un intento inútil por contener el humo. Los más pequeños comenzaron a toser. Quienes vivieron el incendio del año pasado sabían lo que venía: ojos irritados, dolores de cabeza, miedo.
Aquel evento de 2023 fue catalogado como una tragedia ambiental de nivel cuatro: el nivel más alto por su peligrosidad. Las llamas tardaron más de diez días en apagarse por completo, y sus consecuencias se siguen sintiendo. Hubo personas con enfermedades respiratorias, mascotas afectadas, suelos contaminados y una calidad del aire que obligó a suspender actividades.
Guanajuato Capital
En el corazón de la ciudad de Guanajuato, donde las calles serpentean entre montañas y túneles, se encuentra el Puente de Tepetapa

Una estructura que ha sido testigo del paso del tiempo y de generaciones enteras
Su construcción comenzó el 18 de enero de 1830 y se completó el 16 de diciembre de 1835, con un costo total de 48,566 pesos, seis reales y tres octavos de la época. Su diseño es notable por su gran arco de cantera rosa y verde, que le otorga elegancia y solidez que han perdurado a lo largo de los años.
Con una altura de 19 metros, el puente fue una de las primeras estructuras de su tipo en México.

Su construcción data del siglo XVIII; si pudiera hablar, ¿qué diría?, en una época en la que la ciudad vivía su auge minero gracias a las riquezas extraídas, de la mina de La Valenciana y otras cercanas. Guanajuato está lleno de minas.
Originalmente, el puente fue erigido como parte de una solución a los constantes problemas de inundaciones que afectaban la zona. El río Guanajuato, que antiguamente corría por la ciudad, mismo que a día de hoy está entubado, solía desbordarse con frecuencia, dificultando el tránsito y dañando propiedades.

El Puente de Tepetapa se concibió para permitir el paso seguro entre barrios importantes, especialmente entre Tepetapa y el centro histórico. Construido por el arquitecto Juan de Dios Pérez, con un diseño colonial típico de la época, con un arco que no solo es estéticamente bello, sino también funcional para soportar el paso de carretas, caballos y burros, en ese entonces.
A lo largo de los siglos, fue reforzado y restaurado en diversas ocasiones, pero aún conserva buena parte de su estructura original.
En la década de 1960, el río Guanajuato fue embovedado, y la zona bajo el puente se convirtió en una importante vialidad urbana. Además de su valor arquitectónico, el puente tiene una dimensión simbólica y cultural.
Durante la época del México independiente y revolucionario, fue testigo de marchas, movimientos sociales y festividades.
Hoy en día, es parte del paisaje cotidiano de locales y turistas, que cruzan sus arcos sin saber que están caminando sobre uno de los testigos más antiguos de la transformación urbana de Guanajuato.

Ahí mismo nació la leyenda de La Dama del Puente de Tepetapa:
Se dice que cuando el río Guanajuato aún corría a cielo abierto bajo el Puente de Tepetapa, los habitantes de la ciudad evitaban cruzarlo pasada la medianoche. No por la delincuencia ni por la oscuridad, sino por una figura que aparecía cuando la luna se reflejaba sobre el agua.
Según los vecinos, en las noches más tranquilas se escuchaban pasos suaves sobre la cantera del puente. Al asomarse, algunos aseguraban ver a una dama vestida de blanco, caminando lentamente de un extremo a otro del arco, mirando hacia el río, como si esperara algo… o a alguien.
Cuenta la ley que esa mujer era Leonor, hija de un comerciante español que vivía en Tepetapa durante el siglo XIX.
Leonor se enamoró de un joven minero mestizo, llamado Tomás, que trabajaba en la mina de Rayas. Su amor era secreto, pues su padre no aprobaba la relación. Se veían cada noche justo en medio del puente, donde nadie más los podía escuchar, bajo la protección del murmullo del río.
Un día, Tomás no llegó. Se había producido un derrumbe en la mina, y él fue uno de los que nunca salieron.
Leonor lo esperó, noche tras noche, parada sobre el puente. Nunca volvió a amar y, según cuentan, murió de pena, arrojando su último suspiro justo donde solía encontrarse con su amado.
Desde entonces, muchos dicen haberla visto…
Gente
Las bajas y el harakiri de la ocupación hotelera en Guanajuato capital

Guanajuato es un paraje pintoresco, lleno de historia, color y belleza arquitectónica. Su hermosura nos llena de orgullo, y por ello extendemos la invitación a todo aquel que desee admirarla. Sin embargo, la ciudad enfrenta una crisis silenciosa: el centro histórico se vuelve cada día más ruidoso y caótico, agravado por la falta de estacionamiento.
Las familias que tradicionalmente habitaban en el corazón de la ciudad han comenzado a desplazarse hacia las orillas. El arraigo se desvanece, y con ello, el sentido de pertenencia. Las viviendas del centro, ahora deshabitadas, son puestas en manos de inmobiliarias que las rentan a través de plataformas digitales. El fenómeno de la gentrificación avanza sin freno.

En Guanajuato capital, la deslealtad comercial comienza a debilitar la economía local. La ocupación hotelera, uno de los pilares turísticos de la ciudad, ha registrado una baja significativa. Durante la reciente temporada vacacional alta, la ocupación en municipios como Dolores Hidalgo, León y San Miguel de Allende apenas superó el 30%, afectando directamente al empleo formal. No obstante, estas cifras no son del todo precisas: muchos hoteleros no están registrados oficialmente en el padrón del sector.
La situación es especialmente preocupante en la capital del estado, donde el turismo ha sido durante décadas una de las principales fuentes de ingreso. La derrama económica que solía mantener a flote a numerosos negocios hoy se desvanece. Los empresarios del sector hotelero compiten entre sí ofreciendo mayores comisiones a los guías turísticos, lo que genera un mercado distorsionado en el que prevalece quien ofrece más, no necesariamente quien ofrece mejor.
Esta competencia desleal ha derivado en una peligrosa dinámica: los guías, certificados o no, recomiendan hoteles en función de las comisiones que reciben, sin que importe la calidad del servicio. La ausencia de regulación permite que operen sin control, incluso cuando algunos de ellos pagan impuestos y asisten a capacitaciones.
¿Y la policía turística? ¿Quién regula realmente? De acuerdo con una investigación del Sistema de Noticias de TV Guanajuato, no existe hasta el momento un mecanismo claro que supervise las comisiones recibidas por promotores turísticos.
Esta falta de control repercute directamente en la experiencia del visitante. Cuando el servicio recomendado no cumple con las expectativas, los turistas optan por plataformas digitales para rentar casas o habitaciones, reforzando así el ciclo de gentrificación. Las familias continúan dejando el centro, y las inmobiliarias capitalizan esta transformación, mientras la ciudad pierde identidad y se abarata.
Aunque existen algunas regulaciones estatales sobre las plataformas de hospedaje, estas resultan insuficientes. El turismo en Guanajuato se está concentrando en manos de unos pocos.
Una fuente cercana al sector hotelero confirma que no existe actualmente ningún tipo de apoyo económico municipal destinado a la remodelación o construcción de nuevos espacios. El sector, clave para la economía local, parece navegar a la deriva.
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