Sólo Guanajuato podía darle al mundo una arquitectura de belleza señorial, de ensueño, y al mismo tiempo, una arquitectura del caos. La espantosamente bella ciudad enmarca en un solo recinto el paraíso y el infierno, la más sublime sensación de luz interior en un charco de lixiviados y heces fecales, drenajes que se filtran, smog y ruido:

La calle subterránea de Guanajuato.

Oficialmente llamada calle Miguel Hidalgo, corre bajo el Centro Histórico de la ciudad. Es una calle única en el mundo por sus características arquitectónicas y por dar testimonio inmediato de los niveles en los que se construyó Guanajuato a lo largo de más de cuatro siglos.

Para estos tiempos, los ciudadanos no debían de preocuparse más que de los Monjes de la Calle Subterránea, que, como cuenta la leyenda, hacían un recorrido por donde antes era cañada y río.

Desde hace medio siglo, circulan por esta calle la mayoría de los automóviles de la ciudad, pero en tiempos pasados fluían las aguas de la cañada por donde se construyeron los primeros asentamientos urbanos.

El caudal de agua que baja de las montañas es tan grande, que hubo serias inundaciones con grandes pérdidas humanas y materiales. Es por esto que se decidió levantar los niveles de construcción de los edificios centrales para contener el paso del río, lo que fue propiciando que la ciudad fuera sepultándose a sí misma, enterrándose con el paso de los años.

Por falta de terreno plano, los ingeniosos guanajuatenses cimentaban sus edificios en cada lado de la cañada, hasta que gran parte del rio quedo cubierto bajo la cuidad. Es así como observamos ahora los grandes arcos, las bóvedas y los puentes al transitar por esta calle.

En 1963 la ciudad inició una obra ambiciosa al crear una vialidad indispensable, entubando el río y pavimentando su trazo, para convertirlo en la sorprendente calle Subterránea Miguel Hidalgo.

Quizás, esa dualidad es la que no permite que el lugar huela bien o esté permanentemente limpio. Es necesario zambullirse en el infierno para poder disfrutar de las bondades místicas del paraíso arquitectónico de Guanajuato.

informó Brandon López.