En los últimos días se dieron a conocer las intenciones de Luis Felipe Guerrero Agripino, sobre reelegirse como candidato único a la rectoría general de la Universidad de Guanajuato, pero… ¿Realmente se lo merece? ¿Es lógico que busque de nueva cuenta el cargo si no ha hecho bien su trabajo? Y no nos referimos como rector del órgano educativo, pues esta solo es una cara de la moneda, lo decimos por que ha sido omiso en los daños ambientales que está generando una sede a su cargo.

La Universidad de Guanajuato, Máxima Casa de estudios vierte sus aguas negras sin tratar directamente al Río Guanajuato, si, así como lo escucha, la institución educativa que ha sido reconocida a nivel nacional e internacional, está atentando de manera muy grave contra el medio ambiente, esto ante el contentillo que han mostrado las autoridades en los tres niveles de gobierno.

Entre las curvas peligrosas y el camino antiguo a Marfil, es donde tiene la matriz el foco de contaminación, el problema tiene sus orígenes en el mes de enero del 2016, cuando la Universidad de Guanajuato se vio inmersa en contratos por arriba de los 33 millones de pesos para la contratación de una empresa de mala calidad que llevo a cabo la instalación de dicha planta tratadora, Ecosistemas del Agua S.A. de C.V. Un dineral prácticamente tirado a la basura, pues desde su puesta en marcha solo funciono tres meses no más.

Las negligencias no tardaron en relucir, algo no olía bien, advertía Eduardo Martínez Guzmán, encargado de cuidar la zona delimitada, pues él ya había detectado un mal funcionamiento, literal no olía nada bien, pues la mala instalación al contratar una empresa de reputación por los suelos, provoco una falla en el tanque de digestor, lugar en donde se concentraban los líquidos con materia orgánica humana, este no presentaba las condiciones adecuadas de venteo, esto a corto plazo genero la acumulación de gas metano.

Pese a que las autoridades universitarias estaban ya advertidas, hicieron caso omiso. Un día Eduardo Martínez, se encontraba realizando labores de mantenimiento sobre dicho tanque, no se lo esperaba, este exploto con gran intensidad lanzándolo por los aires, como resultado, serias lesiones en la espalda que comprometían seriamente su integridad, en ese entonces la Universidad de Guanajuato se negaba a pagar por su irresponsabilidad, un perro que acompañaba al hombre murió.

Lo anterior sucedió en enero del 2016 es decir hace tres años y medio, desde entonces la planta tratadora del Campus de la División de Ciencias Económico Administrativas, dejo de funcionar y por ende desde entonces la Universidad de Guanajuato ha estado contaminando directamente el Río Guanajuato vertiendo directamente sus aguas residuales al Río Guanajuato, más de tres años contaminando descaradamente la flora y fauna del lugar.

En un recorrido que dimos por el lugar, la cámara de Tv Guanajuato pudo atestiguar como el rector General se ha hecho de la vista gorda, no le interesa ni en lo más mínimo poner solución al problema, pues quizá esta muy ocupado en ver como se hace de nueva cuenta de la rectoría.

En una de las secciones el líquido se ha quedado estancado, generando malos olores desagradables para el olfato humano, pero lo que más preocupa es que con esto se creó el nido perfecto para la reproducción del mosquito del dengue, nos remitimos a las evidencias gráficas, usted en pantalla puede ver como nadan las larvas de mosquito entre las aguas pestilentes.

Así mismo las aguas negras han creado su propio flujo caudal, saliéndose de la tubería de concreto y quedando expuestas a la intemperie, posteriormente toma su cauce al Río Guanajuato directamente. La planta tratadora al quedar olvidada por la UG, ha sufrido también de rapiña, el sistema que la hacía funcionar fue robado y también gran parte de la tubería hidráulica.